Las bajas temperaturas, con el termómetro por debajo de cero a primera hora de la mañana, no impidieron que Valverde de Valdelacasa celebrara su primera edición de la matanza popular, que congregó a decenas de personas de todas las edades.Niños y mayores se dieron cita desde primera hora para asistir al tradicional sacrificio de un cerdo que pesó 185 kilos y que fue chamuscado y despiezado como manda la tradición. Las piezas se colgaron a la par que se preparaba el primer guiso de matanza de la jornada, la sangre cocida, que se repartió entre los presentes. No faltaban los dulces, el vino o el aguardiente, que ayudaban a entrar en calor junto con la lumbre que animaba a los más frioleros a mantenerse en la celebración.
La música de Regino y Cartucho animaban también el ambiente, que fue mejorando con una leve subida de temperaturas y con la degustación de nuevos platos, entre los que no faltaron los torreznos y las patatas revolconas. Poco a poco, el recinto donde se celebró la matanza fue recibiendo más visitantes, entre los que no faltó el anterior párroco de la localidad, Luis Diego, que recibió de nuevo el cariño de sus antiguos feligreses.
La fiesta continuó en el salón con una comida, ya para las personas inscritas, que contó con más de setenta comensales en una fiesta que, como señalaba Mari Cruz Blanco, la alcaldesa, ya tenían ganas de celebrar desde hace varios años. Pero, al final, fue el día y Valverde tuvo su propia matanza
Noticia en LaGacetaDeSalamanca
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