lunes, 21 de enero de 2013

Y al final, tuvo que venir Aquiles a salvar la fiesta…

La lluvia, tan buena para los campos de Peromingo, impidió este sábado la celebración del día grande de la fiesta de San Antón en la localidad, que había reservado para el fin de semana los actos principales de esta fiesta.
El coro del municipio participó en la eucaristía, presidida por el párroco Gustavo Mardones y que contaba con la presencia de los mayordomos Juan García Gómez y Magdalena Martín Blanco, acompañados de toda su familia y de numerosos vecinos de la localidad.

 
No faltó, eso sí, la lectura y declamación de varias poesías y dedicatorias al santo, cuya imagen presidió la eucaristía junto al altar. Por no haber, no había ni animales que bendecir, aunque al final, llegó uno, Aquiles, un perro que recibió la bendición casi personalizada. El párroco, don Gustavo, daba por buena la jornada ya que sí hubo oportunidad de bendecir a algunos animales, entre ellos un burro, un perro y unos peluches el pasado 17 de enero; una jornada marcada por las buenas temperaturas y la ausencia de lluvia, lo que permitió la celebración de la procesión.

La localidad cerró sus fiestas por la noche con el baile en el centro social, al resguardo del mal tiempo.

1 comentario:

  1. Al final siempre tiene que acudir Aquiles para salvarlo todo.
    Aquiles nos acerca las bendiciones, nos induce al baile y puede llegar a resolver el panorama. Ojalá Aquiles nos socorriera de tanto desaguisado.
    Un abrazo.
    Francesc Cornadó

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