El
primero, Santa Alicia, el segundo Santa María, el tercero San Blas y Santa Águeda
detrás.
Los disantos
de febrero : el primero brigidero, el segundo candelero, el tercero gargantero…
El
primero brigidero, el segundo candelero, el tercero San Blas, mocitos a San
Blas que no vienen fiestas más, sólo viene Santa Águeda que todo lo arrebañará
Refranero castellano
Alguien dijo una
vez que todas estas santerías de invierno se hicieron para ir calentando boca
al Carnaval que se acerca. En realidad, seguramente es lo contrario; estos
santos “pobres” fueron agostándose a fechas recatadas y lejos del mundanal
ruido primaveral, donde el santo patrón o patrona tuviese religión sin
competencia.
Hoy es San Blas,
y aparte del manido chascadillo crotorador, por aquello de que por San Blas la
cigüeña verás, Entresierras es dada a darle gusto de ofrenda y procesión a este
santo, patrón enfermedades de la garganta y laringólogos. Lo dicho… seguramente
el saber popular tuvo a bien ponerse a resguardo la garganta para el vino y los
cantares de don Carnal.
San Blas
San Blas fue
médico y obispo de Sebaste, Armenia. Hizo vida eremítica en una cueva del Monte
Argeus.
San
Blas era conocido por su don de curación milagrosa. Salvó la vida de un niño
que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este es el
origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta.
Según
una leyenda, se le acercaban también animales enfermos para que les curase,
pero no le molestaban en su tiempo de oración.
Cuando la persecución de Agrícola, gobernador de Cappadocia, contra los cristianos llegó a Sebaste, sus cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y encontraron muchos de ellos esperando fuera de la cueva de San Blas. Allí encontraron a San Blas en oración y lo arrestaron. Agrícola trató sin éxito de hacerle apostatar. En la prisión, San Blas sanó a algunos prisioneros. Finalmente fue echado a un lago. San Blas, parado en la superficie, invitaba a sus perseguidores a caminar sobre las aguas y así demostrar el poder de sus dioses. Pero se ahogaron. Cuando volvió a tierra fue torturado y decapitado. C. 316.
Cuando la persecución de Agrícola, gobernador de Cappadocia, contra los cristianos llegó a Sebaste, sus cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y encontraron muchos de ellos esperando fuera de la cueva de San Blas. Allí encontraron a San Blas en oración y lo arrestaron. Agrícola trató sin éxito de hacerle apostatar. En la prisión, San Blas sanó a algunos prisioneros. Finalmente fue echado a un lago. San Blas, parado en la superficie, invitaba a sus perseguidores a caminar sobre las aguas y así demostrar el poder de sus dioses. Pero se ahogaron. Cuando volvió a tierra fue torturado y decapitado. C. 316.
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