domingo, 3 de febrero de 2013

A resguardo la garganta por San Blas


El primero, Santa Alicia, el segundo Santa María, el tercero San Blas y Santa Águeda detrás.
Los disantos de febrero : el primero brigidero, el segundo candelero, el tercero gargantero…
El primero brigidero, el segundo candelero, el tercero San Blas, mocitos a San Blas que no vienen fiestas más, sólo viene Santa Águeda que todo lo arrebañará

Refranero castellano


San Antón, San Blas y Santa Águeda son patronos de calentamiento; enero y febrero, en espera del jolgorio carnavalesco, no suelen meses festivos por excelencia. En Salamanca, y Entresierras en particular, el “vacío festivo” de estos meses no es tal; después de recibir la bendición de San Antón, con la flecha clavada de San Sebastián y los honores taurinos a San Valerio en Valero, continúa la efemérides hacia los Blases y las Águedas, fiesta general la primera, de gran devoción en nuestra comarca; fiesta femenina la segunda, casi reivindicativa, donde las mujeres toman el mando por un día (?).
Alguien dijo una vez que todas estas santerías de invierno se hicieron para ir calentando boca al Carnaval que se acerca. En realidad, seguramente es lo contrario; estos santos “pobres” fueron agostándose a fechas recatadas y lejos del mundanal ruido primaveral, donde el santo patrón o patrona tuviese religión sin competencia.
Hoy es San Blas, y aparte del manido chascadillo crotorador, por aquello de que por San Blas la cigüeña verás, Entresierras es dada a darle gusto de ofrenda y procesión a este santo, patrón enfermedades de la garganta y laringólogos. Lo dicho… seguramente el saber popular tuvo a bien ponerse a resguardo la garganta para el vino y los cantares de don Carnal.

San Blas

San Blas fue médico y obispo de Sebaste, Armenia. Hizo vida eremítica en una cueva del Monte Argeus.
San Blas era conocido por su don de curación milagrosa. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este es el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta.
Según una leyenda, se le acercaban también animales enfermos para que les curase, pero no le molestaban en su tiempo de oración.
Cuando la persecución de Agrícola, gobernador de Cappadocia, contra los cristianos llegó a Sebaste, sus cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y encontraron muchos de ellos esperando fuera de la cueva de San Blas. Allí  encontraron a San Blas en oración y lo arrestaron. Agrícola trató sin éxito de hacerle apostatar. En la prisión, San Blas sanó a algunos prisioneros. Finalmente fue echado a un lago. San Blas, parado en la superficie, invitaba a sus perseguidores a caminar sobre las aguas y así demostrar el poder de sus dioses. Pero se ahogaron. Cuando volvió a tierra fue torturado y decapitado. C. 316.

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