Editorial Cuaderno de Entresierras
No hay persona cabal en este
mundo, a excepción de Antonio Recio “mayorista no limpio pescado”, al que le
guste ser presidente de su comunidad. Supongo que por lo que tiene de “marrón”
el asunto; que lo del poder está muy bien, pero tener la queja del vecino a
toque de timbre no es plato de buen gusto.
Y de ese plato, de sopa si
me permiten, del cual no queríamos, nos van a dar dos tazas, como bien demanda
el chascarrillo popular.
El Gobierno ha puesto encima
de la mesa “democrática” una ley de “sueldos por baremos” en las alcaldías, lo
cual, dado el nivel de protesta del “populacho” bien podría tomarse por un “aceptamos
barco como animal de compañía”. Lo que no se acepta tan bien es que dicho
baremo implique que los alcaldes de pueblos con menos de mil habitantes no
puedan cobrar por su trabajo. Más que nada, en lo que nos toca, porque la casi
totalidad de los pueblos de nuestra comarca van a perder su alcalde para pasar
a tener un “presidente de la comunidad”, ese cargo que nadie quiere, excepto el
pescadero de La que se avecina.
Que oigan, que sí, que todos
sabemos bien de qué ha ido y de qué va este asunto. Yo te doy, tú me das, ambos nos beneficiamos. Y en
pueblos pequeños, desaparecidas las medievales “escortinas” públicas, el
control democrático en ocasiones brilla por su ausencia. Ha sido así toda la
vida y lo sigue siendo porque lo que apuntan los medios de comunicación con
papeles de bárcenas, EREs irregulares y cemento armado no es más que la punta
del iceberg de un sistema, no voy a decir que “corrupto” para no llevarnos a
generalizaciones, pero sí de “conchabeo político”.
Pero de ahí a borrar de un
plumazo y con tippex de derecha alcaldías y mancomunidades va un trecho largo. Porque
la medida, a nadie se le escapa, va encaminada a ello: a hacer desaparecer
instituciones públicas, empezando por las más nimias para los “gestores del
imperio”, que son aquellas que rigen sobre un número pequeño de gente. Y aquí
de despoblación sabemos un rato.
Muchos de nuestros pueblos,
regidos por alcaldes perennes (no por ello los descalifico, entiéndase), se verán
“huérfanos de alcaldía” pues es seguro que muchos alcaldes o pseudo-alcaldes no
querrán enfrentarse a los “marrones” por amor a los mismos. Que no al arte. Y en
previsión a dicha conjetura, que existan pueblos donde nadie quiere ejercer el
bastón de mando, los “entes pensantes” que nos gobiernan ya preven que muchos
ayuntamientos quedarán borrados del mapa y adscritos a las poblaciones de más
población como simples barrios o alquerías.
De modo que si la entidad que
tenemos ya de por sí es nimia, sin órgano de representación alguno, la
envergadura de nuestras “pequeñas grandes decisiones” se decidirá según el
humor (y el interés) del “pez gordo” comarcal, el que nunca ha bebido de
nuestro caño o el que jamás quiso venir a la verbena de la Asunción.
Pero era lo que queríamos, oigo a
modo de respuesta. Para acabar con la rabia de la “corrupción” se mata el perro
entero de la “política”. No he oído aún, siguiendo el mismo criterio, que nadie
clame porque los diputados hagan su trabajo “gratis”. Es más… se empieza a oír
todo lo contrario, que los mandamases de grandes ayuntamientos, diputaciones,
juntas y “generalidades” deberían cobrar más para que no tener que recurrir a
la “sisa” y vivir dignamente con su sueldo de empleado público. Por la boca
muere el pez… hasta los más gordos. O como dicen por aquí, por el gaznate se
desangra el gorrino, que es más matancero y más explícito.
Dicen que el salmantino no ataja
sino que “atrocha” y parece ser ese el camino que se ha tomado. Pues eso. ¿No querías sopa? Toma dos tazas.
Próxima estación… ventanilla
comarcal. Y no pidan transporte público para poder acercarse allí. Estamos en
tiempos de crisis… perdón, de “reajuste”.
Hasta las malas noticias no parecen tan malas cuando las escribes tú!!..Dejaran de "reajustar"?
ResponderEliminarun abrazo
El tema es que los pueblos pequeños no tenemos derecho a esistir y tampoco a protestar. Salud
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