No es la primera vez que ocurre,
ni es exclusivo de nuestra Comarca, que los entes públicos que nos gobiernan, a
través de sus diferentes concejalías, departamentos y organizaciones de jóvenes
y mayores señalan al todopoderoso “mercado alemán” como salida para el empleo.
Todo el mundo somos conscientes
de que la crisis desespera y mina la moral como una gota malaya (perdón por la
maledicencia) y que ante la falta de perspectiva, un trabajo en Alemania,
aunque sea de limpiabotas, será bien recibido y bienhallado por muchos. Y no
juzgaremos, por supuesto, desde este Cuaderno a quienes se marcharon a hacer
las Américas a Berlín, o a malvivir, o a ser Erasmus de tercera categoría en el
ejército de Wert.
Pero no pasaremos por alto que
quien tiene en sus manos nuestro futuro, que son (o habrían de ser) los entes
públicos y por lo tanto políticos, vayan pasando ofertas desde sus
departamentos respectivos (sin ir más lejos ni cerca) para que nuestros
muchachos se marchen a Alemania a restar parados del censo patrio.
Si los propios políticos nos
mandan y animan a hacer un homenaje a la
“movilidad exterior”, si ellos, que
son los que supuestamente saben de esto, de recesión, de brotes verdes y de
macroeconomía, difunden el mensaje de “vente Paco p´Alemania”, ¿qué esperanza
nos queda?
Más les valdría, digo yo, dejar
de rastrear ofertas de trabajo en el extranjero para ofrecérselos a sus
aguerridos votantes. Más les valdría, insisto, en promover el empleo a nuestro
alrededor. O en todo caso, si el caldero propio “comarcal” no tiene habas
suficientes, alimentar en primer lugar la “movilidad interior”, que bien es
sabido que el clima en Burgos, sin ir más lejos, a pesar del frío catedralicio,
no es lo mismo que la oscuridad invernal alemana.
No he visto a esos “departamentos”
rastrear con denuedo las ofertas estatales de empleo, por pocas que haya,
mientras que si alguna multinacional alemana precisa camareros para que les
sirvan los cafés a sus ingenieros, la noticia vuela a aleteo de red social.
Plegados estamos, sí. Y cada vez más encorvados.
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