viernes, 3 de enero de 2014

El Perrero de La Nava de Francia despide el año a latigazos

Fotografías : Iker Martín
Noticia : El Norte de Castilla
A golpe de látigo, así terminan el año los vecinos de la localidad de Nava de Francia, en la Sierra de Francia. La fiesta de San Silvestre tiene su particular celebración con la salida a las calles del personaje 'El Perrero', una tradición ya ancestral que hace que la nochevieja sea diferente a la de otros pueblos de alrededor.
Ataviado con la característica camisola de lienzo, estampada a cuadros de colores ceniza, ceñida con un cinturón con borlas, un collar hecho con las bogallas de los robles y llevando un látigo en la mano, 'El Perrero' estuvo acompañado por los alguaciles que portan en sus manos unas varas adornadas con flores.
Desde el día treinta, Alberto, que encarna a 'El Perrero', los alguaciles, Alberto Sánchez y Steven Martín, y el tamborilero Iker Martín Paíno procedente de San Martín del Castañar, recorrieron las calles de Nava de Francia animando con la música de la gaita y el tamboril el ya inminente fin de año.
Después de una larga noche de celebración, los ya mencionados procedieron con la alborada y fueron visitando cada una de las casas del pueblo donde los vecinos les convidaron con dulces y licores serranos, además le pidieron un donativo que más tarde fue entregado en la eucaristía para el Santísimo.
Recorrido

El recorrido de 'El Perrero' estuvo animado por las carreras que el personaje dio detrás de los más jóvenes de Nava de Francia amenazándoles con su látigo hasta llegar a la iglesia, donde a las doce de la mañana se celebró la misa de San Silvestre.
«Tanto niños como mayores pasan un día muy agradable con esta figura que lleva años alegrando el día de Nochevieja, es increíble ver sus caras, es que están esperando a que este personaje llegue a a sus casas para convidarlo, yo por mi parte y a pesar de la grave despoblación del entorno rural, espero que mi hijo cuando tenga dieciocho años se meta en el papel de 'El Perrero', es una tradición que no debe morir nunca», explicó Marze Mateo, integrante del Ayuntamiento de la localidad.
A las doce de la mañana comenzó la ceremonia religiosa donde se entregaron todos los donativos, tal y como indicó Mateo.
Una vez finalizada Alberto, 'El Perrero', y otro buen número de vecinos tanto de Nava de Francia como de los alrededores, se animaron con el baile de las tradicionales jotas serranas.
Para finalizar el día de San Silvestre, el consistorio ofreció para todos los asistentes una comida en un conocido bar de la localidad totalmente gratuita y financiada por las arcas municipales.
Algo sin duda, que remata el 2013 y hace que estos vecinos entren en el año 2014 al más puro estilo serrano, con la gaita y el tamboril de Iker Martín y como no comiendo y bebiendo los productos más variados de la Sierra de Francia, como son el chorizo, el jamón, el vino.
La tradicional figura del Perrero de San Silvestre, hace historia en la localidad
El perrero es un mozo que viste con una camisola de lienzo que le arrastra hasta los pies y la lleva ceñida con un cinturón o cinto, del que cuelgan dos emborlas (borlas), lleva colgado al cuello un gran collar hecho bogallas, el fruto de los robles, rematado con una cruz de palos de laurel.
En uno de los pies, lleva atada con una correa una cencerra que, a medida que anda y corre, le va sonando. Con un látigo, persigue a muchachos y niños y recorre las casas de los más mayores.
Por la mañana, antes de la misa, el perrero acompañados de dos alguaciles y otros personajes, recorren todo el pueblo, acompañados por el tamborilero, con la gaita y el tamboril.
Van casa por casa y entran en cada una de ellas; cada vecino los convida a tomar aguardiente u otro licor y dulces.
Los dos alguaciles, son personajes, dos mozos, que acompañan al perrero y que, sin otro especial atavío que la ropa de los días de fiesta, portan sendas varas, bien derechas, de palo de zarza o de otro árbol o arbusto, que van rematadas en su parte superior por un vistoso ramo de flores de papel, multicolores, y que tienen como adornos cintas de colores y ramas de hiedra; incluso, cubriendo las varas aparece un paño de color anaranjado.
Otro de los lugares donde se celebra esta tradición con idéntica significación es en el Cabaco, un hombre comienza a pedir por todo el vecindario para la iglesia.
Finalmente en este municipio, los hombres del Cabildo salen haciendo una cuestación por todo el pueblo.

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