Fotografías : Casa Rural El Caño |
Magnífica recepción real la que
prepararon los vecinos de Galinduste para recibir a Sus Majestades los Reyes
Magos de Oriente. Carrozas de primera calidad, bien ornamentadas y equipadas a
la última (aunque sin calefacción, punto crítico del asunto) para recorrer a
lomos de motor las calles de este pueblo de la Tierra de Alba. Una populosa
comitiva siguió la cabalgata al quite del caramelo, procesión que finalmente
recaló en el Salón de Actos donde los Reyes, ya con más tranquilidad, fueron
recibiendo a pequeños (y no tan pequeños) para entregarles sus regalos. Los actos
finalizaron con la interpretación del Belén Viviente a cargo de jóvenes de la
localidad y una eucaristía en la iglesia parroquial, con lo que Melchor, Gaspar
y Baltasar quedaron encantados.
Como novedad, las mujeres de la
localidad, siguiendo una antigua tradición de Galinduste, nombraron a su
Alcaldesa de las Mozas, mujer al poder durante un día.
La tradición
galindustense de “El Alcalde de los Mozos”
Esta institución data de los años
cuarenta del siglo pasado, cuando en el pueblo había multitud de mozos y chavales,
por entonces había en Galinduste 1.600 habitantes.
Los mozos, sabiendo que por independiente no se lograba nada, decidieron agruparse y nombrar como director a uno de los más mayores, por respeto y experiencia. El último que se recuerda es Adolfo Vicente Briz.
Tenían sus reuniones, exponían sus problemas y obedecían los consejos que del Alcalde de los Mozos recibían.
Uno de los casos que tuvo más repercusión fue en unas fiestas que pareciéndoles mucho lo que les cobraban en los salones de baile, acordaron traer una orquesta de Santiago de la Puebla, e hicieron el baile en una era (al lado de la Posada) donde todo el mundo pudo bailar gratuitamente.
Los mozos, sabiendo que por independiente no se lograba nada, decidieron agruparse y nombrar como director a uno de los más mayores, por respeto y experiencia. El último que se recuerda es Adolfo Vicente Briz.
Tenían sus reuniones, exponían sus problemas y obedecían los consejos que del Alcalde de los Mozos recibían.
Uno de los casos que tuvo más repercusión fue en unas fiestas que pareciéndoles mucho lo que les cobraban en los salones de baile, acordaron traer una orquesta de Santiago de la Puebla, e hicieron el baile en una era (al lado de la Posada) donde todo el mundo pudo bailar gratuitamente.
Extracto de Carmen Hernández Méndez. 2013
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