Fotografía : Matilde Benítez Martín |
Por tercer año consecutivo los vecinos de
Cepeda, en la Sierra de Francia, honraron a las viejas tradiciones y al oficio
que tanta hambre quitó en el pasado a las gentes de estas tierras. El pasado
sábado 22 de febrero los cepeanos celebraron su Fiesta de la Matanza
Tradicional, una jornada festiva en la que el cerdo, la gastronomía de la
tierra y el buen ambiente fueron los protagonistas de la jornada.
A primera hora de la matanza se llevaba
a cabo el sacrificio del cerdo y todo el proceso matancero que lo acompaña. Sin
faltar por supuesto el “aliño” habitual con que los abuelos celebraban este
día, el riego del aguardiente y las dulces perrunillas a las que los niños
acudían prestos y de las cuales los mayores de hoy guardan tan buen recuerdo.
Recuerdo de antaño que también fue figurado en los colores con los que lo
algunas mujeres se ataviaron, sacando de los arcones los preciosos trajes
típicos de la Sierra.
A mediodía se realizó una comida
popular a base de sangre frita, chicharros, sopa de matanza y patatas con
costilla (patatas para las que no faltaron manos que, como en cuartel militar,
se dispusieron a pelar las mismas)
Por la noche, y para
no dejar al estómago en renuncio nocturno, se pudo disfrutar de una parrillada
de carne de cerdo asada.
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