Noticia : M.J.Gutiérrez-El Norte de Castilla |
'Cepeda,
cuna de Cepeda' es un monográfico sobre el municipio de Cepeda, que se divide
en dos partes bien diferenciadas: la primera, compuesta por 13 capítulos que
recogen diferentes aspectos de la villa; y la segunda, formada por un compendio
de 200 poemas escritos por el autor y dedicados a San Marcos, patrón de Cepeda. «Son una especie de relaciones como las que
antes se decían al santo el día de la fiesta con temática muy diversa, hay
poemas de amor, de protesta...», explica
Luis Miguel Tapia.
Hispacuarela |
Es
precisamente en la primera parte, y más concretamente en el capítulo 13, donde
se recoge el linaje de los Cepeda y su nobleza. Este último capítulo, «que es
el alma mater del libro, lo más dulce, el postre», dice Luis Miguel Tapia, es
el que más tiempo le ha llevado, por ser un capítulo muy documentado como se
puede ver en la extensa bibliografía que lo acompaña y para el que el autor ha visitado los archivos
municipal, provincial, diocesano y catedralicio, así como el Archivo General de
Indias de Sevilla y la Real Chancillería de Valladolid. Y es que este apartado está dedicado a
'Hidalguía y Genealogía', es el «capítulo que explica el título del libro»,
señala el autor, a la vez que añade que «el apellido Cepeda procede de este
pueblo y cuento cómo el señor de Cepeda fue un vasallo del rey Alfonso XI,
quien en reconocimiento le otorga el condado de Cepeda» y a partir de ahí va
desgranando toda su descendencia, entre la que se encuentra Santa Teresa de
Jesús. Respecto a ella, desvela tan sólo un par de datos, ya que hay que leerse
el libro para descubrirlo, pero indica que«el padre de Santa Teresa -Alonso Sánchez de
Cepeda- se casó en segundas nupcias y tuvo 9 hijos y una de ellos fue la
santa»; asimismo,
indica que «Santa Teresa es descendiente en séptima generación del señor de
Cepeda, Vasco Vázquez de Cepeda»
Asimismo,
en este capítulo también recoge curiosidades del apellido Cepeda, como que en
España hay 4.720 personas censadas con él. «Pero también las hay en Austria,
Estados Unidos o Gran Bretaña», por poner algunos ejemplos. E incluye también
qué personajes famosos llevan este apellido y porqué son personas conocidas.
Respecto
al resto de capítulos, Luis Miguel Tapia desgrana el contenido principal de
cada uno de ellos. El
primero está dedicado a geografía, donde «hablo de la situación de Cepeda, su
relieve, altitud, las diferentes vías por dónde se puede llegar al pueblo...»,
una información que continúa en el segundo capítulo, que recoge «parajes,
arroyos» y otros elementos de la naturaleza del pueblo.
Los
oficios que había antiguamente en Cepeda, «en los siglos XVI, XVII y XVIII como
herreros, arrieros, notarios, escribanos, secretarios...» forman parte del
tercer capítulo. El cuarto está dedicado a los trajes femeninos y masculinos de
los siglos anteriores, es decir, «lo que usaban los hombres y las mujeres de
Cepeda hace 200, 300 y 400 años». Mientras que en el quinto hace un repaso por
los edificios públicos y civiles como «el antiguo Concejo- Ayuntamiento, la
fragua con su corral donde trabajaba el herrero, el cual no pagaba una renta
porque trabajaba para el Ayuntamiento, la casa-lagar, el mesón público y
también la Alhóndiga, que tenía diferentes locales como la cárcel y que ahora
acoge al Consistorio».
La contratación
de los servicios de carnicería, abacería, teja y taberna ocupa el capítulo
sexto; mientras que el séptimo se reserva para hablar de la iglesia parroquial,
la ermita, el hospital y las cofradías que existían en Cepeda. Relacionado con
esto mismo iría el capítulo octavo -'Capellanía, patronazgo y memorias de obras
pías'- en el que se relata, entre otras cosas, las obras sociales que se hacían
para beneficiar a los más pobres y necesitados.
Ordenanzas municipales
Curioso es el capítulo noveno, que recoge las
ordenanzas municipales de 1544, las cuales entre otras
cuestiones ordenaban la vida agrícola y pastoril. «Son 113 ordenanzas que
contemplaban todo lo que estaba prohibido y lo que había que hacer, como por
ejemplo que para ser pastores de ganado había que tener 15 años o que estaba
prohibido trabajar los días de fiesta y domingos». Si se incumplía cualquiera
de los aspectos recogidos se imponían «sanciones económicas y lo que se
recaudaba iba para las arcas del Concejo».
El
capítulo décimo está destinado a 'Inventarios, monedas, cartas-dotes del siglo
XVI al XVIII' y en
él se recoge el valor de los bienes muebles, fincas, casas... con muchos
detalles de lo que tenían los vecinos gracias a los «inventarios que hacían las
autoridades con testigos cuando no había testamento».
El mueble popular en la época anterior en casas con
más recursos y en otras más pobres centra el capítulo undécimo, mientras que el
duodécimo recoge «documentos curiosos que hablan de cuando Cepeda se hizo
independiente del conde de Miranda y en los que aparece, incluso, lo que hubo
que pagar al conde y también al rey Felipe IV», explica Tapia, quien añade que
también se habla en este capítulo de «los tamborileros de los siglos XVII y
XVIII, del poder que daba el Concejo de Cepeda para que sus representantes
pudieran conseguir el título de villa y de otros poderes que da Cepeda al conde
de Miranda y a su secretario».
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