El pasado fin de
semana los vecinos y amigos de Montejo de Salvatierra celebraron sus fiestas
veraniegas, unos festejos por todo lo alto que se iniciaron el viernes 8 de
agosto con el tradicional chupinazo y finalizaron el domingo 10 con una
novillada a las afueras del pueblo.
Las fiestas de Montejo
se caracterizan, como en tantos otros municipios, por el colorido y la alegría
que marcan las peñas y que llevan su diversión a cada evento que se organiza.
La noche del viernes el primer evento lo organizó el Bar El Salón que preparó
una parrillada por todo lo alto para abrir boca a la primera “juerga” nocturna,
que vino amenizada gracias a la discomóvil del DJ Juan Koria.
La actividad, descanso
matinal mediante, se trasladó a la tarde del sábado con diferentes campeonatos
de naipes y juegos infantiles, gracias a las atracciones hinchables montadas en
la plaza. Por la noche una nueva verbena a cargo del grupo Dolce Vita llegó
hasta casi el amanecer con una chocolatada para todos los que aguantaron el
tirón.
El domingo amaneció
con un pasacalles amenizado con charanga que desembocó en el oficio de la misa
en la iglesia parroquial. A mediodía el pabellón resguardó del sol a los
comensales de la comida popular, varios centenares de personas que pasaron un
buen rato en espera del último plato fuerte de las fiestas, la clase práctica
de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, cuyos alumnos dieron una lección de
arrojo y valentía ante los bravos novillos que hollaron la arena improvisada
del coso taurino a las afueras del pueblo.
Tres días de
diversión, que fiestas “generales” aparte, han cerrado el calendario festivo en
Montejo por este año, hasta que en el próximo mes de febrero vuelva la cigüeña
litúrgica de San Blas.
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