Fotografías : Florencio Maíllo y Ayto. Mogarraz |
Días de tradición, de fiesta, que en nuestros
pueblos suelen ser la misma cosa. Días de emociones, de colorido y tamboriles.
De novillos, de repique de campanas y de reinas. Pero también de moderna
cultura, de blues, de jazz, de verbenas y colores de neón. Una oda festiva
escribieron los vecinos y amigos de Mogarraz para disfrutar de su Virgen de las
Nieves, llamada a rebato para presidir los festejos en este agosto de triunfo primaveral. Trajes típicos, flores blancas para honrar a la patrona, pendones,
procesiones… Pero si hay algo que conecta el presente de Mogarraz con su
historia, más allá de los evidentes “rostros” de sus fachadas, es la danza, ese
momento en que la plaza abre sus carnes de adoquín para dar paso a las mozas
que tejerán y destejarán el ramo, que harán claqué con sus paleos o formarán la
cruz para que sea vista desde los cielos. Y este año con doble guarnición de
folklore gracias al festival vespertino que reunió a lo granado de la cultura
musical salmantina.
¿Cómo estaba la plaza?
Lo bueno de no tener plaza de toros propia
es que el montaje de la misma se apega al programa como una actividad lúdica
más. A tal punto que muchos pueblos, en honor a lo que fue, a pesar de tener
coso taurino, moderno, con tendido y presidencia, prefieren montar el
cambalache con carros y barreras y corrérsela como antaño. En Mogarraz el
novillo tiene su importancia, y el torero de turno claro está, pero más la
tiene, si lo permite la impertinencia, el montaje del arenal, porque tiene algo
de arcano y de raigambre en vena, pues “al ver la plaza ya montada le entra a
uno un nosequé por el estómago”. Bueno será decir, para no ofender alcurnias,
que Juan Andrés González, el torero de Salamanca, lo bordó con el primero de la
tarde con dos orejas y le puso cuajo al segundo, para salir triunfante del coso
mogarreño.
¿Y la Fuente La Pila? Abarrotada también
No puede faltar en festividad vecinal
que se precie una buena merienda de hermandad. Con más trescientos comensales
por banda, caldero en popa a todo fuego, no fue un punto final sino seguido en
la Fuente La Pila, una última marcha para disfrutar del estertor postrero de la
fiesta, la “grande”, se sabe, porque de otras fiestas chicas están nuestros
pueblos llenos, pero en esta del verano, sabio calendario, se disfruta en
multitud y para eso se afilan rotuladores para marcar en rojo el agosto que
viene.
Estuve hace unos días ,,,y me encanto .No había estado nunca aunque soy de santibańez de bejar cerquita de allí ,volveré ,seguro ,,,pasarlo bien
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