lunes, 18 de agosto de 2014

Una oda festiva a las tradiciones de la tierra en Mogarraz

Fotografías : Florencio Maíllo y Ayto. Mogarraz
Días de tradición, de fiesta, que en nuestros pueblos suelen ser la misma cosa. Días de emociones, de colorido y tamboriles. De novillos, de repique de campanas y de reinas. Pero también de moderna cultura, de blues, de jazz, de verbenas y colores de neón. Una oda festiva escribieron los vecinos y amigos de Mogarraz para disfrutar de su Virgen de las Nieves, llamada a rebato para presidir los festejos en este agosto de triunfo primaveral. Trajes típicos, flores blancas para honrar a la patrona, pendones, procesiones… Pero si hay algo que conecta el presente de Mogarraz con su historia, más allá de los evidentes “rostros” de sus fachadas, es la danza, ese momento en que la plaza abre sus carnes de adoquín para dar paso a las mozas que tejerán y destejarán el ramo, que harán claqué con sus paleos o formarán la cruz para que sea vista desde los cielos. Y este año con doble guarnición de folklore gracias al festival vespertino que reunió a lo granado de la cultura musical salmantina.

¿Cómo estaba la plaza?

Lo bueno de no tener plaza de toros propia es que el montaje de la misma se apega al programa como una actividad lúdica más. A tal punto que muchos pueblos, en honor a lo que fue, a pesar de tener coso taurino, moderno, con tendido y presidencia, prefieren montar el cambalache con carros y barreras y corrérsela como antaño. En Mogarraz el novillo tiene su importancia, y el torero de turno claro está, pero más la tiene, si lo permite la impertinencia, el montaje del arenal, porque tiene algo de arcano y de raigambre en vena, pues “al ver la plaza ya montada le entra a uno un nosequé por el estómago”. Bueno será decir, para no ofender alcurnias, que Juan Andrés González, el torero de Salamanca, lo bordó con el primero de la tarde con dos orejas y le puso cuajo al segundo, para salir triunfante del coso mogarreño.
 ¿Y la Fuente La Pila? Abarrotada también

No puede faltar en festividad vecinal que se precie una buena merienda de hermandad. Con más trescientos comensales por banda, caldero en popa a todo fuego, no fue un punto final sino seguido en la Fuente La Pila, una última marcha para disfrutar del estertor postrero de la fiesta, la “grande”, se sabe, porque de otras fiestas chicas están nuestros pueblos llenos, pero en esta del verano, sabio calendario, se disfruta en multitud y para eso se afilan rotuladores para marcar en rojo el agosto que viene.


1 comentario:

  1. Estuve hace unos días ,,,y me encanto .No había estado nunca aunque soy de santibańez de bejar cerquita de allí ,volveré ,seguro ,,,pasarlo bien

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