domingo, 26 de abril de 2015

Cereceda se aferra a San Marcos para honrar a sus raíces

ENTRESIERRASrd | Misa, procesión y ofertorio centran un programa festivo sencillo y ancestral
La historia de Cereceda de la Sierra, como la de tantos municipios de la Sierra y la provincia en general, se ciñe a medias entre las labores del campo y las fiestas de guardar. Con el paso del tiempo, que por estos lares ha sido sinónimo de despoblación, lo uno quedó para los últimos que quisieron 'agarrarse' al campo y lo otro como excusa para volver al pueblo y recordar las raíces.

El calendario festivo de Cereceda se ciñe al patronazgo de dos santos, de invierno uno, San Pablo Ermitaño, y de primavera el segundo, San Marcos, que en el día de ayer tuvo su ración de liturgia, devoción y paseíllo. Bien merece ser destacado que los vecinos de Cereceda, muchos o pocos o los queden 'que decía el otro', se hayan negado a trasladar las fiestas de temporada al corazón del verano para acercarla a los allegados que se fueron lejos a vivir y vuelven en el tren estival.
Cereceda aún mantiene en su calendario las fiestas en su justo lugar, en el lugar en que el santoral marca la casilla y por eso San Marcos fue sacado a hombros en el día de ayer, tuvo su ofertorio y su música charra, a golpe de soplo y gracia de Ángel Rufino 'El Mariquelo', que vino a la fiesta en caballo, para honrar la labor del tamborilero.
Ni la lluvia, que bien vino a dar sentido al refranero, pudo retener la devoción y la fiesta en Cereceda. Si no lo pudo el tiempo ni los que se fueron, menos lo podrán cuatro gotas mal caídas. Es de lógica serrana.


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