ENTRESIERRASrd | Unas 270
personas de la misma familia se reúnen por primera vez en su pueblo de origen,
en un encuentro cargado de emoción y recuerdos
Santibáñez de Béjar recibió este fin de semana
la visita de 270 personas de la misma familia, los Díaz Benito y los Sánchez
García. Nietos y bisnietos de aquellos que emigraron en el primer cuarto del
siglo XX hacia otras ciudades españolas e incluso a otros países, aprovechando
el desarrollo económico en la España de entonces. Fue la época en la que se
establecieron importantes negocios en Castilla y León, Extremadura, así como en
Lisboa. (ICALnews-ABC)
Fotografías : Isidoro Sánchez Casquero |
Santibáñez de Béjar ha sido siempre un pueblo de
comerciantes, en el que los vendedores ambulantes han sido y son los que
sustentan la economía local. Hoy, entre los nietos y bisnietos de aquellos
comerciantes santibañeses encontramos, entre otros, a importantes empresarios,
profesionales de la medicina, economistas o ingenieros que han tenido ocasión
única de reunirse en su localidad de origen.
Marcelino Díaz González vive y tiene gran parte
de su familia en Almendralejo (Badajoz), donde hay una concentración importante
de una de las familias, los Díaz Benito. Explica que un día decidieron
organizar una cita familiar que reuniera a todos los hijos que no se conocían
entre sí. Otra parte de esa familia, descendientes de los hermanos de los
abuelos, se encontraba en Santibáñez de Béjar.
A partir de ese momento, empezaron a pensar en
una posible reunión que consiguiera juntar al mayor número posible de ambas
familias. Tres meses de duro trabajo para ir descifrando el largo árbol
genealógico que sirviera de guía a los integrantes de las familias. Cuenta
Marcelino que la iniciativa tuvo desde el principio una gran aceptación porque
a partir de una edad «nos volvemos muy añorantes y queremos recuperar el
pasado». Todas las raíces de las familias, desde los padres hacia atrás se
encuentran en Santibáñez.
Desde la Reconquista y la Repoblación siempre
han nacido, se han casado y enterrado en Santibáñez, excepto la generación de
los abuelos y padres que se rompe y se dispersa por todo el mundo. Por eso,
este era el lugar idóneo para el encuentro. Hasta la localidad bejarana
vinieron familiares de Alemania, Portugal y de toda España. El mayor del grupo
es Félix Bueno, reconocido pintor bejarano que tiene 90 años y el más pequeño,
Adrián, un bebé de dos años.
Los dos árboles genealógicos de las familias
cuentan con 1.200 personas, de las que el 80 por ciento están vivos. Al
encuentro acudieron 270, casi un tercio del total.
Resulta curioso ver cómo se producen los
primeros encuentros entre los asistentes. Conversaciones que mezclan bisabuelos
con tataranietos, primos con nietos o abuelos con padres hasta averiguar cuál
es la relación familiar que les une. Marcelino y Ani acaban de conocerse y han
llegado a la conclusión de que la abuela de Ani y la bisabuela de Marcelino
eran hermanas. Así transcurrieron las primeras conversaciones, entre recuerdos
y anécdotas que les devolvieron al pasado y que les permitieron echar la vista
atrás en un esfuerzo por querer compartir algo más.
José María Sánchez, otro de los organizadores,
nieto de Jacinto y Dionisia se ha encargado de reunir a 70 miembros de su
familia. Nos cuenta que las sensaciones que le han producido este encuentro son
«inimaginables». Un acontecimiento único y preparado con gran ilusión, porque
lo que se consigue con ello no tiene precio, asegura.
Ni ellos esperaban la gran afluencia que han
tenido , de hecho pensaban que reunirían en torno a los 70 o 100 como mucho,
asegura José María.
La cita, que había empezado con un primer
encuentro en la plaza del pueblo donde los besos, las sonrisas y los abrazos
intentaron llenar años de separación o desconocimiento, siguió con un saludo
del alcalde en el Ayuntamiento.
A continuación, y a ritmo de tamboril, pasearon
hasta la ermita de Santibáñez donde el párroco les enseñó el interior, para
muchos desconocido. La jornada de convivencia familiar finalizó con una comida
en la que pudieron degustar platos elaborados con productos de la gastronomía
bejarana. A los postres contemplaron un documental sobre la familia que se
había realizado para la ocasión además de recibir un dossier escrito sobre la
familia con todo tipo de datos sobre sus procedencias, elaborado por Marcelino
Díaz.
Una jornada para el recuerdo y para retomar -en
algunos casos- viejas relaciones familiares y en otros, en cambio, iniciarlas.
Continuará…
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