lunes, 4 de mayo de 2015

Candelario cumple con la tradición a pesar de la lluvia

ENTRESIERRASrd | El Santo Cristo del Refugio fue llevado en procesión a la iglesia y la Cruz del Herrerito recibió a los romeros en un fin de semana marcado por el mal tiempo
El Puente de Mayo en Candelario es sinónimo de procesiones, de romería y de devoción. La localidad corita ha celebrado este fin de semana diversos actos litúrgicos.

A pesar del mal tiempo, nota dominante durante todo el fin de semana, los vecinos de Candelario no olvidaron honrar ni al Santo Cristo del Refugio ni ascender en romería a la Cruz del Herrerito.
En la tarde del pasado viernes cientos de devotos se agolpaban junto a la ermita del Humilladero para contemplar in situ el traslado del Santo Cristo hasta la iglesia parroquial en la parte alta del pueblo, en una de las procesiones más coloridas y espectaculares de la provincia. Acompañada por los fieles y la Banda Municipal de Música de Béjar el Cristo del Refugio fue ascendiendo por las calles de Candelario hasta la que será su casa hasta el próximo 17 de mayo, día en que tendrá lugar la procesión de descenso.
Momento de especial emoción, además, como hemos informado estos días, ya que el Santo Cristo del Refugio ha 'rejuvenecido' su mayordomía, con nueve jóvenes del municipio que este año han decidido tomar las riendas de esta tradición para dar ejemplo a sus vecinos.
La procesión finalizó con una solemne misa a cargo de D. Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia.
Valientes para la Santa Cruz del Herrerito
La atención se trasladó entonces hacia el paraje de la Cruz del Herrerito, hasta donde a principios de mayo cientos de romeros caminan cada año llamados por la Cofradía de su mismo nombre. 
Romería con un ojo devoto en el cielo y otro (igual de devoto) en el paraguas, amenaza constante de lluvia y tiempo desapacible que no desanimó a los cientos de devotos que decidieron arrostrar el mal tiempo y mostrar buena cara a pesar de las inclemencias.
Eso sí, a pesar de las buenas intenciones, la lluvia marcó un programa litúrgico en el que no se pudo oficiar la habitual y solemne misa de campaña frente a la Cruz. El párroco, don Abel, realizó la tradicional bendición de los campos, aunque no se llevó para evitar deterioros el palio.
Aunque son ya típicas las imágenes de los jinetes y sus monturas ascendiendo a la Cruz este año, y debido también a la lluvia, subieron apenas unos cuantos valientes a lomos de sus animales haciendo de la herradura camino. Nunca mejor dicho.
Las inexcusables perrunillas y mantecados, regadas con vino y refrescos, hicieron delicia en las gargantas presentes, convite ofrecido por los Mayordomos. Con especial mención para el Grupo Candelariense de Montaña, que no quiso faltar a la tradición del buen yantar, y encarándose al mal tiempo con fe y carbón, prendieron las brasas en el merendero y asaron chorizo, magro, panceta… y pan y vino para los socios. Que no es poca romería para el estómago.


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