ENTRESIERRASrd | El Santo
Cristo del Refugio fue llevado en procesión a la iglesia y la Cruz del
Herrerito recibió a los romeros en un fin de semana marcado por el mal tiempo
El Puente de Mayo en Candelario es sinónimo de
procesiones, de romería y de devoción. La localidad corita ha celebrado este
fin de semana diversos actos litúrgicos.
A pesar del mal tiempo, nota dominante durante
todo el fin de semana, los vecinos de Candelario no olvidaron honrar ni al
Santo Cristo del Refugio ni ascender en romería a la Cruz del Herrerito.
En la tarde del pasado viernes cientos de
devotos se agolpaban junto a la ermita del Humilladero para contemplar in situ
el traslado del Santo Cristo hasta la iglesia parroquial en la parte alta del
pueblo, en una de las procesiones más coloridas y espectaculares de la
provincia. Acompañada por los fieles y la Banda Municipal de Música de Béjar el
Cristo del Refugio fue ascendiendo por las calles de Candelario hasta la que
será su casa hasta el próximo 17 de mayo, día en que tendrá lugar la procesión
de descenso.
Momento de especial emoción, además, como hemos
informado estos días, ya que el Santo Cristo del Refugio ha 'rejuvenecido' su
mayordomía, con nueve jóvenes del municipio que este año han decidido tomar las
riendas de esta tradición para dar ejemplo a sus vecinos.
La procesión finalizó con una solemne misa a
cargo de D. Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia.
Valientes para la Santa Cruz del Herrerito
La atención se trasladó entonces hacia el paraje
de la Cruz del Herrerito, hasta donde a principios de mayo cientos de romeros
caminan cada año llamados por la Cofradía de su mismo nombre.

Eso sí, a pesar de las buenas intenciones, la
lluvia marcó un programa litúrgico en el que no se pudo oficiar la habitual y
solemne misa de campaña frente a la Cruz. El párroco, don Abel, realizó la
tradicional bendición de los campos, aunque no se llevó para evitar deterioros
el palio.
Aunque son ya típicas las imágenes de los
jinetes y sus monturas ascendiendo a la Cruz este año, y debido también a la
lluvia, subieron apenas unos cuantos valientes a lomos de sus animales haciendo
de la herradura camino. Nunca mejor dicho.
Las inexcusables perrunillas y mantecados,
regadas con vino y refrescos, hicieron delicia en las gargantas presentes,
convite ofrecido por los Mayordomos. Con especial mención para el Grupo
Candelariense de Montaña, que no quiso faltar a la tradición del buen yantar, y
encarándose al mal tiempo con fe y carbón, prendieron las brasas en el
merendero y asaron chorizo, magro, panceta… y pan y vino para los socios. Que
no es poca romería para el estómago.
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