ENTRESIERRASrd | La obra
ha sido realizada por el artista asturiano Favila y donada por el vecino local
Agustín de Luis Criado
El pasado 12 de julio la iglesia parroquial de
Mogarraz inauguró el nuevo Viacrucis que ya alumbra los muros de este añejo
templo de la Sierra de Francia. Tras la Eucaristía dominical, con la cruz
procesional y las velas, los asistentes procedieron al descubrimiento de las
quince nuevas estaciones del viacrucis para ser presentadas en público.
En palabras de Esteban Díaz, párroco de la
comunidad, "en ese momento recordamos el significado esencial de los
objetos de culto cristianos, que son un medio para el encuentro personal con
Jesucristo. De nada serviría atesorar estupendas obras de arte en las
celebraciones de la iglesia si no son un instrumento, un canal para dejar
aflorar los hondos sentimientos de la experiencia creyente"
Tomó entonces la palabra Visitación Cascón
Puerto, Catedrática de Geografía, Historia y Arte, en el IES “El Brocense” de
Cáceres, y mogarreña, que quiso recordar de los muros de la iglesia de la
localidad "han colgado imágenes de tres Viacrucis en distintos
momentos".
El primero y más antiguo, ya desaparecido,
estaba compuesto por catorce pequeñas cruces de madera, con numeración romana.
El segundo Viacrucis, y que se mantuvo hasta hace unos días, fue regalado en el
año 1940 por Alfonso Herrera Cascón, con el primer sueldo de su recién
estrenado trabajo de médico. Estas 14 láminas han sido limpiadas y oportunamente
serán colocadas en un nuevo emplazamiento "para incentivo de la
feligresía".
El tercero es este presente Viacrucis inaugurado
hace 10 días. La obra es un regalo de Agustín de Luis Criado, quien ha
desarrollado gran parte de su vida fuera de Mogarraz, pero nunca se ha olvidado
del pueblo que lo vio nacer, y continúa colaborando con sus paisanos y la
parroquia.
El autor de esta obra es Amado Favila González,
pintor y escultor asturiano, nacido en Grado (Asturias). Es autor de numerosas
esculturas y obras pictóricas, esparcidas por toda la geografía española. Y
vinculado también a Mogarraz: para esta iglesia pintó el cuadro del Papa San
Juan Pablo II, y en el verano del año 2002 fue pregonero de la fiesta de la
Virgen de las Nieves, patrona de nuestra localidad serrana.
Hacia el final del acto, tomó la palabra el
autor, Favila, quien agradeció a los presentes su acogida, y las reiteradas
muestras de agradecimiento por la obra entregada a la Parroquia.
Inmediatamente después el autor, ayudado por
miembros de las parroquia, desvelaron las estaciones cubiertas con bellas telas
serranas. Así mostraron al grupo reunido los trazos limpios, sueltos y
decididos de las 15 interpretaciones del clásico viacrucis diseñadas por
Favila. Son 15 tablas de 48 X 60 con un fondo purpurina ocre, 4 volutas
decorativas en cada esquina, donde destacan las escenas en un encuadramiento
ojival, con pintura acrílica, predominando rojos y sienas.
Para acabar, Esteban Díaz, Administrador
Parroquial, invitó a todos a sintetizar esta presentación dominical, orando
juntos con las palabras de Jesús y elevando a los cielos del templo la
invocación del Padre Nuestro.
"Ojalá nuestro templo parroquial no solo
albergue esta estupenda iconografía de la Pasión de Jesús en su interior",
continúa Esteban. "Ojalá quienes contemplamos y meditamos los relatos de
la Pasión podamos adentrarnos en la experiencia de sabernos salvados y amados,
y obremos así con quienes rodean nuestra vida"
El 'Camino de la Cruz'
Viacrucis significa “Camino de la Cruz”. El
Viacrucis es el recorrido que hizo Cristo durante la Pasión, desde el Pretorio
de Pilato hasta el monte Calvario, y luego desde que fue clavado en la Cruz y
murió, hasta que fue colocado, cadáver, en el sepulcro. El origen del Viacrucis
se remonta a los primeros cristianos de Jerusalén, como consecuencia natural e
inmediata del recuerdo de la Pasión de Cristo. Estos cristianos recorrían los
lugares relacionados con la Pasión y muerte de Cristo. El número de cristianos
que transitan estos lugares va en aumento cuando el emperador romano
Constantino el Grande, por el Edicto de Milán, en el año 313, concede la
libertad a los cristianos de su imperio. De esta manera las peregrinaciones de
cristianos a Los Santos Lugares crecen y afianzan nuevas formas rituales de
devoción.
Con motivo de las Cruzadas, en los siglos XI al
XIII, se manifestó aún más la devoción hacia los Santos Lugares, donde se
habían vivido los mencionados episodios de la Pasión de Cristo, Salvador
Nuestro. Los cruzados no se contentaron con venerar esos lugares santos, sino
que traen a sus respectivos países la idea de realizar algo parecido a lo que
habían vivido y obrado en Jerusalén. De ahí que surgieran en muchos países de
Europa los llamados “Calvarios”, que en el siglo XVI se empezarán a llamar
Viacrucis. Los cristianos europeos manifestaban así su fervor y amor a la
Pasión de Cristo.
Probablemente fueron los Franciscanos los
primeros en establecer el Vía Crucis ya que a ellos se les concedió en 1342 la
custodia de los lugares más preciados de Tierra Santa. Comprendiendo la
dificultad de peregrinar a la Tierra Santa, el papa Inocencio XI en 1686
concedió a los franciscanos el derecho de erigir Estaciones en sus iglesias
para que fuera rezado en sus propias iglesias según la forma acostumbrada.
En el siglo XX diversos autores han añadido a
las catorce estaciones, una más, la Resurrección de Cristo. Favila ha recogido
para el ya viacrucis mogarreño esta decimoquinta estación, con la que culmina
en vida y plenitud, la Pasión y muerte Cristo.
Las Estaciones de la Cruz se pueden recorrer y
meditar con gran beneficio todo el año y son especialmente significativas
durante la Cuaresma, tiempo que prepara a la Pascua de Jesucristo. En nuestras
retinas están frescas las imágenes que recuerdan cómo cada Viernes Santo el
Papa dirige las Estaciones de la Cruz desde el Coliseo en Roma para recordar a
los mártires y así estimular nuestro seguimiento de los pasos del Salvador.
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