lunes, 6 de julio de 2015

Un Cristo como candado de la fiesta en Endrinal

ENTRESIERRASrd | Los vecinos del municipio celebran su último fin de semana festivo con juegos tradicionales, verbena, tradición y una multitudinaria paella popular
El Santo Cristo de la Esperanza, o del Humilladero, cerró el calendario festivo veraniego para los vecinos de Endrinal en un fin de semana de tradición, folklore y buena compañía. Como cada año fue la esquila del Cristo la que dio la última llamada para la fiesta. Festejos que arrancaron en la tarde del sábado con los juegos tradicionales en la Plaza de la Fuente. 

Competición pre-olímpica que los vecinos de Endrinal bien pudieran constituir como juego oficial para ganarse unas medallas, aunque en realidad no hacen falta tan altas miras, porque lo importante, como todo, es pasar un buen rato entre amigos.
El lanzamiento de jamón y paleta centraron la competición sabatina, el primero para los hombres y la segunda para las mujeres, en intentonas que fueron jaleadas, aunque solo fuera por echar valor y honra en el intento. Jamón, como decimos, que finalmente se lo llevó Pablo para su casa mientras que en cuestión de paleta, se sobreentiende la del cerdo, la mejor fue Nines.
Posteriormente, además de otros juegos para grandes y pequeños, tuvo lugar la competición de soga-tira, mujeres y niñas frente a hombres y niños, prueba algo despareja por lo evidente por lo que algunos hombres, atendiendo a la caballerosidad del momento se unieron a la tira e igualaron fuerzas en los extremos de la soga.
La noche del sábado fue pasto de la juventud con la verbena hasta altas horas de la madrugada a cargo de la orquesta SMS.
El domingo, día grande del Santo Cristo, la pequeña ermita del Humilladero, a la entrada del pueblo se convirtió en centro de atención. La pequeña esquila ya comentada llamó a la tradición y a honrar al Cristo de la Esperanza como toca, para no perder la idem y la fe, sacado a hombros en un paseo por el casco urbano camino de la iglesia parroquial, donde ofició de turno, como los abogados, sacerdote llegado de Salamanca, dado que Andrés, el párroco en vigor, se marchó hace unas semanas al Perú a hacer las Américas (misioneras, se entiende).
Este año el Santo Cristo del Humilladero no ha tenido mayordomos pero sí cuidados, como no podía ser de otra manera, que han estado a cargo de Mercedes y Ángel. De regreso a la ermita, se lanzó la oportuna bendición y tras las fotos de rigor, los endrinalenses marcharon a la Plaza de la Fuente, que es el kilómetro cero de todo cuanto acontece en este municipio de Entresierras. Además de los hinchables y otras atracciones para los más pequeños, no faltó la multitudinaria paella popular, cocina para 400 que siempre sobra, para repetir, comida y fiesta, por supuesto, en la última parada del programa festivo que de San Juan al Cristo, pasando por San Pedro, ha tenido en vilo, jaque y jolgorio a los vecinos de Endrinal durante las dos últimas semanas.




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