martes, 20 de octubre de 2015

ACASA camina 'tras los pasos del ser humano'

ENTRESIERRASrd | Miembros de la agrupación de Santibáñez de la Sierra se desplazan hasta Burgos en su actividad mensual
La última actividad de la Asociación Caminera de Santibáñez de la Sierra-ACASA ha llevado a sus miembros hasta tierras burgalesas. En un viaje organizado para salir de la "rutina" de los caminos serranos algunos socios de la 'Caminera' residentes en Burgos han hecho de 'cicerones' para dar a conocer su "segunda patria" a los amigos santibañejos y salmantinos.
Una actividad que ha estado marcada por varios factores, desde el enfoque histórico y cultural al gastronómico sin olvidar la gran vocación de la agrupación, como es el conocimiento del medio natural.
Entre las actividades realizadas la prehistoria y su enlace burgalés, el yacimiento de Atapuerca, han tenido una relevancia especial. "Nos hemos querido acercar hasta nuestros orígenes y para ello, hemos visitado el centro experimental de arqueología donde hemos adquirido conocimientos previos, incluso nos han enseñado a hacer fuego, lanzar flechas y arrojar lanzas con propulsor tal como se hacía en la prehistoria", comenta Miguel Ángel Pinto, socio de ACASA.
Posteriormente el grupo se desplazó hasta el impresionante desfiladero artificial de Atapuerca donde gracias a la guía de expertos pudieron recorrer la historia más remota del ser humano para finalizar con una visita al Museo de la Evolución Humana.
Punto clave también de la vista la degustación de la gastronomía local, en la que no faltaron la típica morcilla de Burgos o la 'olla podrida'.
En la jornada del domingo los camineros se desplazaron hasta Quintanilla del Agua para conocer su interesante museo etnográfico, 'Artlanza', centro que "no deja a nadie indiferente con típicas construcciones recreando un pueblo medieval donde no falta detalle".
Desde allí el viaje continuó hasta la villa medieval de Covarrubias, localidad Conjunto Histórico-Artístico Nacional muy bien conservada que transporta al medievo. Allí, el cordero local fue la base gastronómica. La expedición finalizó en el desfiladero de La Yecla, paseando por la estrechísima garganta formada por las aguas fluviales y donde el buitre leonado encuentra un lugar ideal donde habitar.



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