ENTRESIERRASrd | El
pequeño municipio de Entresierras vivió un hecho histórico curioso a mediados
del siglo XX dentro del proceso de adehesamiento de la provincia
El proceso de formación de las dehesas
salmantinas es un fenómeno bien estudiado por los historiadores locales,
especialmente, con el estudio pionero de Bienvenido García Martín que en 1982
publicó su obra 'El proceso histórico del despoblamiento de la provincia de
Salamanca'.
Este proceso, que generalmente incide en un
vector con origen en el municipio que se convierte en dehesa tras su paulatina
despoblación, tiene algunas excepciones que han evolucionado en sentido
contrario, es decir, que el adehesamiento finalmente ha concluido en la
formación de un pueblo.
Es el caso de La Sierpe en la Comarca de
Entresierras. Tal como explicá Marifé Martín en un artículo publicado en Tribuna de
Salamanca
en octubre de 2004 "La
Sierpe…no siempre fue un pueblo, tal y como lo conocemos en la actualidad. Sus
vecinos recuerdan cómo de dehesa se convirtió en municipio. Y así se relata la
historia de un documento que conserva Ángel Dorado, vecino de la localidad.
La dehesa de La Sierpe
pertenecía a unos frailes y en el periodo de la desamortización fue adquirida
por don Jacinto Mateos, pasando más tarde a pertenecer a doña Joaquina Mateos.
En el escrito consta que mide 3.400 huebras, o lo que es lo mismo, unas mil
cuatrocientas hectáreas, dividida en noventa y seis partes (veinticuatro
yugadas). Consta de pastos y monte de roble y encinas. La tenían arrendada los
vecinos y pasaba de padres a hijos. Pagaban una renta de cuarenta y dos mil
quinientas pesetas, libres de contribución, aunque en fechas anteriores la
cantidad de dinero en arriendos había sido superior. Pero por una disposición
del Gobierno de la Segunda República (14 de abril de 1931 a 19 de julio de
1936), pudieron pedir una rebaja en la renta siendo defendidos los renteros por
abogados de Salamanca.
El 15 de agosto de 1939 les
pusieron el desahucio, representadas las amas por su administrador. En esta
fecha la propietaria era Josefa Mateos de Reinoso, que la había heredado de sus
padres. Los renteros nombraron abogados para su defensa, ganando el pleito en
Sequeros y Salamanca. La dueña apeló al Tribunal Supremo, a Madrid, pero unos
días antes de la celebración de verse la causa, la mandaron retirar. De esta
manera, ganaron los renteros el pleito.
La propietaria, con el pleito
perdido, decide vender la dehesa, pero no a quienes la habían tenido arrendada,
sino a otro cualquiera. La compra un vecino de Salamanca, tratante de fincas,
en nombre de otros tres, pero los renteros le salieron al retracto, y se hizo
la escritura pública a favor de éstos el 16 de diciembre de 1940. Fue adquirida
en ciento treinta mil pesetas; los gastos de la escritura, de hipoteca y
derechos reales, ciento sesenta y ocho mil pesetas y el abogado, veinticinco
mil pesetas, contándole por tanto la dehesa, sin contar otros gastos de menor
cuantía, la suma de un millón cuatrocientas noventa y tres mil pesetas, de las
que pagaron al contado trescientas mil pesetas. Se dividieron en noventa y seis
partes, que fueron adquiridas por diecinueve renteros.
De los compradores de la dehesa
quedan en este pueblo sus descendientes, que durante décadas han vivido de
trabajar las tierras y de la ganadería, y los mayores recuerdan cómo se
adquirieron estos terrenos que han sido su forma de vida. Ahora hay tan solo
dos vecinos que se dedican a la ganadería, el resto son jubilados. Hay menos de
cincuenta personas empadronadas y en invierno tan sólo una veintena de personas
residen en la localidad. Sólo le falta a este pequeño municipio la alegría de
los niños en la alameda, pero como en otros, el verano hace que este pueblo
cobre más vida con la llegada de los que residen fuera de él.”
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