jueves, 19 de octubre de 2017

La dehesa de La Sierpe y el pleito de los renteros

ENTRESIERRASrd | El pequeño municipio de Entresierras vivió un hecho histórico curioso a mediados del siglo XX dentro del proceso de adehesamiento de la provincia
El proceso de formación de las dehesas salmantinas es un fenómeno bien estudiado por los historiadores locales, especialmente, con el estudio pionero de Bienvenido García Martín que en 1982 publicó su obra 'El proceso histórico del despoblamiento de la provincia de Salamanca'.
Este proceso, que generalmente incide en un vector con origen en el municipio que se convierte en dehesa tras su paulatina despoblación, tiene algunas excepciones que han evolucionado en sentido contrario, es decir, que el adehesamiento finalmente ha concluido en la formación de un pueblo.
Es el caso de La Sierpe en la Comarca de Entresierras. Tal como explicá Marifé Martín en un artículo publicado en Tribuna de Salamanca en octubre de 2004 "La Sierpe…no siempre fue un pueblo, tal y como lo conocemos en la actualidad. Sus vecinos recuerdan cómo de dehesa se convirtió en municipio. Y así se relata la historia de un documento que conserva Ángel Dorado, vecino de la localidad.
La dehesa de La Sierpe pertenecía a unos frailes y en el periodo de la desamortización fue adquirida por don Jacinto Mateos, pasando más tarde a pertenecer a doña Joaquina Mateos. En el escrito consta que mide 3.400 huebras, o lo que es lo mismo, unas mil cuatrocientas hectáreas, dividida en noventa y seis partes (veinticuatro yugadas). Consta de pastos y monte de roble y encinas. La tenían arrendada los vecinos y pasaba de padres a hijos. Pagaban una renta de cuarenta y dos mil quinientas pesetas, libres de contribución, aunque en fechas anteriores la cantidad de dinero en arriendos había sido superior. Pero por una disposición del Gobierno de la Segunda República (14 de abril de 1931 a 19 de julio de 1936), pudieron pedir una rebaja en la renta siendo defendidos los renteros por abogados de Salamanca.
El 15 de agosto de 1939 les pusieron el desahucio, representadas las amas por su administrador. En esta fecha la propietaria era Josefa Mateos de Reinoso, que la había heredado de sus padres. Los renteros nombraron abogados para su defensa, ganando el pleito en Sequeros y Salamanca. La dueña apeló al Tribunal Supremo, a Madrid, pero unos días antes de la celebración de verse la causa, la mandaron retirar. De esta manera, ganaron los renteros el pleito.
La propietaria, con el pleito perdido, decide vender la dehesa, pero no a quienes la habían tenido arrendada, sino a otro cualquiera. La compra un vecino de Salamanca, tratante de fincas, en nombre de otros tres, pero los renteros le salieron al retracto, y se hizo la escritura pública a favor de éstos el 16 de diciembre de 1940. Fue adquirida en ciento treinta mil pesetas; los gastos de la escritura, de hipoteca y derechos reales, ciento sesenta y ocho mil pesetas y el abogado, veinticinco mil pesetas, contándole por tanto la dehesa, sin contar otros gastos de menor cuantía, la suma de un millón cuatrocientas noventa y tres mil pesetas, de las que pagaron al contado trescientas mil pesetas. Se dividieron en noventa y seis partes, que fueron adquiridas por diecinueve renteros.
De los compradores de la dehesa quedan en este pueblo sus descendientes, que durante décadas han vivido de trabajar las tierras y de la ganadería, y los mayores recuerdan cómo se adquirieron estos terrenos que han sido su forma de vida. Ahora hay tan solo dos vecinos que se dedican a la ganadería, el resto son jubilados. Hay menos de cincuenta personas empadronadas y en invierno tan sólo una veintena de personas residen en la localidad. Sólo le falta a este pequeño municipio la alegría de los niños en la alameda, pero como en otros, el verano hace que este pueblo cobre más vida con la llegada de los que residen fuera de él.”



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