ENTRESIERRASrd | Los
vecinos de Pinedas honran a Santa Águeda en una fiesta que intenta mantener la
unión del pueblo alrededor de sus tradiciones
Es casi un milagro que los pueblos que conforman
nuestra geografía rural, especialmente a los más pequeños, aun mantengan vivas
sus tradiciones. Casi como un modo de mirarse al espejo, o una manera de
reforzar la identidad, los municipios y sus vecinos, los que quedan y los que
llevan con rigor eso de volver al pueblo "por sus fiestas de
guardar", se aferran al calendario litúrgico más allá de la devoción.
Porque entendemos, más allá de la fe, que estos
actos de clausura de un pueblo con sus Santos, Vírgenes, Misas y Eucaristías
son la excusa para volver a encontrarse, convirtiéndose estos eventos en una
proclama cultural o etnológica más que religiosa. Las Águedas han coloreado
este fin de semana Sierras y Entresierras, y desde el más grande, como la
populosa ciudad de Béjar, hasta los más pequeños, como es el caso de Pinedas,
salvando las diferencias, han puesto su granito de arena en mantener la esencia
de lo que somos.
Eucaristía, comida y buena hermandad, simple
programa y escuetas palabras, definen la festividad de Santa Águeda en el
pequeño municipio de Pinedas, donde vecinos y vecinas (no está el asunto para
vetar por género en festejos y alegrías), han disfrutado este sábado de una
jornada de tradición y de encuentro.
Así va pasando el tiempo, y los años, en espera
de un milagro repoblador que nunca acaba de llegar. Mientras tanto, se irán
deshojando las agendas camino de San Antonio de Padua o de la Virgen de las
Nieves, en busca de otros tiempos. No mejores, pero otros.
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