ENTRESIERRASrd |
Realizamos una visita al horno de José y Eugenia que durante más de medio siglo
pusieron pan en la boca del hambriento
"Una tarde de mayo nos invita
José Hernández, el panadero de Endrinal, a visitar su casa. Acompañadas de las
niñas del pueblo acudimos expectantes a la antigua panadería del pueblo… ¡qué
maravilla! Aún conserva intacto el horno de leña que coció tantos y tantos
panes durante tantos y tantos años… ¡desde 1939 hasta 1993 estuvo funcionando
sin descanso".
Fotografías : Asoc.Mujeres Juana de
Arco, Endrinal
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Así describen las mujeres de Endrinal, en su
revista 'Recuerdos
del pasado y vivencias del presente' su visita a este histórico lugar,
establecimiento emblemático del que, si se afila el olfato, aún puede uno
alimentarse con el olor de la hogaza recién horneada.
El viejo horno de José y Eugenia tuvo las horas
contadas y ahora cuenta las horas. Que no es poca diferencia. Con amabilidad y
nostalgias, los panaderos de Endrinal muestran su horno con orgullo patrio,
explican como se encendía, con madera de encina o de fresno, hasta alcanzar los
240º. Una bocana pequeña, ennegrecida e iluminada por una bombilla que tiene
raza de guarda jurado de museo. Apenas 60 centímetros de alto por 3 metros de
largo. Lo suficiente para quitar el hambre de generaciones, de posguerra,
transiciones y olimpiadas.
Cada mañana, durante más de medio siglo, se
cocían 120 panes de un kilo cada uno. Panes de sobra y regalo si los preparásemos
hoy en día, por culpa de la despoblación, pero a pan por familia, o dos, si
recordamos que este municipio de Entresierras llegó a tener hasta 700 vecinos.
"Cuando llegaba la época de los
hornazos, además del pan nuestro de cada día, aquí se cocían casi todos los
hornazos. Cada familia en su casa preparaba la masa y el relleno y lo traían a
cocer al honor, otros solo traían la chicha y eran los panaderos los que se
encargaban de hacer la masa y decorarlos con alguna señal como las iniciales de
la familia y algún adorno. Después se cocían".
Queda un último regalo. El tesoro de los dioses
o el secreto mejor guardado que la señora Genia, ya puesta en miras de las
siguientes generaciones, despacha como antaño.
"Dos vasos de agua, un vaso de
aceite, una copa de aguardiente, azafrán o colorante, un sobre de levadura
royal, una pizca de sal y levadura de panadería".
Ya lo dijo Cristo en menesteres de
evangelización. "El pan nuestro de cada día, dánosle hoy".
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