miércoles, 11 de mayo de 2016

Historia de la Fuente de Cabezuela de Salvatierra

ENTRESIERRASrd | Traemos hoy una mirada especial, y algo febril, de este rincón de Cabezuela como muestra de la España de otros tiempos
© Ricarco Pedro García Martín Esa fuente de Cabezuela de Salvatierra, a la que actualmente afluyen vecinos y foráneos a buscar agua, guarda en su historial hechos que pocos conocen.
A mediados del siglo XX esta pequeña localidad solo estaba comunicada a pie o con caballerías, se carecía de carretera, sus calles no estaban asfaltadas, carecía de luz eléctrica, teléfono y agua corriente, así como de las más mínimas normas de higiene, como el control de sus aguas.
Son limitados los vecinos conocedores de la leyenda de la fuente, pero quienes poseemos la mala suerte de habernos afectado, nunca olvidaremos aquel mes julio del año 1950 que pasé en cama, con una hipertermia corporal superior a 40º. Fuimos varios los afectados que estuvimos al borde del precipicio y solamente la suerte nos libró de él.
"Fue el médico quien descubrió que la fuente era el foco"
Era el único manantial de agua potable que había en el pueblo, estaba cubierta con bóveda de piedra de pizarra y cal, una puerta en el frente y un corralillo que había que franquear para llegar a la cancela por donde se extraía el agua.
Un cubo con soga era el ingenio que se utilizaba para sacar el agua de la fuente, colmando con él los cántaros para trasegarla. La que caía al llenar los cántaros, salía a la fuentilla que había a escasos metros.
De manera involuntaria una pequeña cantidad de agua de la que se esparcía al sacar el cubo, regresaba a la fuente, arrastrando impurezas que a simple vista no se observaban.
Por las calles transitaba toda la cabaña del pueblo, soltando gran cantidad de inmundicia sobre la que pisaban los transeúntes, entre ellos los que iban a buscar agua a la fuente, llevando adheridos al calzado, residuos y bacterias que parte terminaban en el manantial.
La escasa pulcritud de algunos vecinos, hacía que el cubo que llevaban para sacar el agua, en ocasiones fuera el que momentos antes había utilizado para dar de beber a la vaca, el burro, el cerdo o cualquier otro animal doméstico. Lo enjuagaban tirando el agua, después de meterlo sucio en la fuente.
Después de varios años con las fiebres tifoideas, fue el médico de la localidad quien descubrió que la fuente era el foco, llevando al entonces Alcalde a instalar el actual sistema para extraer el agua, erradicándose totalmente dichos brotes.
Como afectado y con el recuerdo de otros que ya no lo pueden hacer, quisiera que este relato sirva de reconocimiento y homenaje al Médico que localizó el foco y al Alcalde que tomó las medidas que terminaron con las fiebres.
Moraleja.- Para el pasado no olvidar, constancia ha de quedar.



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