ENTRESIERRASrd | Una mirada a la huerta y el tradicional
cultivo de los ajos, siembra de otoño y recolecta de primavera
"Yo no
como ajos, ni crudos, ni fritos, ni cocidos. Tengo alergia al ajo. La gente
dice que el ajo es muy bueno, pero yo -lo aprendí de un familiar que tenía
alergia al ajo -siempre digo que "si tú dejas una ristra de ajos en el
"sobrao" ni los perros, ni los gatos, ni los ratones los comen"
Mi madre sembraba los
ajos en el huerto de El Castaño, en las proximidades del pueblo. Hacía un surco
"muy gordo" junto a la pared y allí los plantaba, siempre en cuarto
menguante, "pues si se siembran en creciente se salen". Lo mismo
ocurre con las cebollas y los puerros, que tienen miras para la Luna.
A los ajos se les echa
de abono la ceniza de la lumbre porque es "buena para matar los
gusanos". Y se siembra, para ser exactos, por San Martín. De ahí aquello
que dice el sabio de "ajito, ajín, por qué te criaste tan ruin. Porque no
me sembraste por San Martín"
"Los ajos
se recolectan por San Juan. Es habitual, allá por junio, que haya tormentas,
las que abren el verano, se dice. Y es importante que los ajos no se mojen. Si
esto ocurre se ponen pochos. Muchos ya se saben esa cantinela a fuerza de
experiencia. Recuerdo a los vecinos, sentados al poyo de la fresca, echar un
ojo al cielo y salir corriendo a recoger los ajos. Por si la nube"
Después se hacen las
ristras que quedan colgadas en el sobrado, como presos ajusticiados con pena de
cárcel de un año. A la cárcel del sequero.
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