ENTRESIERRASrd | Este 8
de marzo, Día Internacional de la Mujer, queremos rendir homenaje a la nuestra, a la mujer rural, aferrada a otros tiempos que por suerte van cambiando
Este 8 de marzo se celebra esa fecha artificial
tan tradicional del mundo moderno, el Día Internacional de la Mujer, fecha impostada
si quieren por la moda de fijar un día del calendario para recordar y
homenajear a colectivos y desamparados, como si un día fuese suficiente para
parchear las injusticias.
Hoy es 8 de marzo, y aupados a esa ola femenina,
queremos rendir desde estas páginas homenaje a la mujer nuestra. A la rural,
claro. Esa mujer que nunca o casi nunca fue bien valorada, cuña visible de
tiempos machistas que duran milenios y que, como piezas de museos etnológicos,
podemos encontrar aún en nuestros pueblos.
Madres protectoras de sus hijos, madres
enfermeras, maestras, psicólogas… con la única titulación para ejercer, eso sí,
que la experiencia que les dio la vida, universidad politécnica donde las haya. Esposa
fiel, esposa maltratada en muchas ocasiones, que sufrieron ese maltrato con la
resignación de que "así son las cosas y hay que adaptarse a lo que nos
toca", como si la mera capacidad de elección, de decidir cómo ha de ser
nuestra vida, fuera un manuscrito constitucional escrito por el párroco, el
alcalde, el padre o el marido.
Mujeres lavanderas, de barreño a la cabeza y
tajuela al cuadril. Agricultoras, con el huerto siempre puesto en verde y los
ojos en el cielo. Ganaderas, vara en mano, arreando las vacas, o los cerdos, o
las gallinas. Que también estos fueron hijos a los que criar. Modistas de alto
standing, costureras de rotos y descosidos, de sayales, perneras y buzos.
Cocineras sin estrella (Michelin se entiende) pero chefs de alta cocina, de
parca cocina, apenas unos enseres y una despensa medio vacía en muchas
ocasiones, que tenía que dar de comer, imaginación culinaria mediante, a la
tropa de hijos e hijos paridos. Que a esto fueron reducidas muchas en su
monótona vida. A parir las siguientes generaciones.
Sostén de la familia, animada siempre con una
sonrisa y sepultando los dolores propios o las inquietudes con aquella frase,
casi sepulcral: "No pasa nada, todo está bien".
Mujeres a las que, hoy día, en realidad, muchos
tildan "de machistas", simplemente porque les tocó vivir una época en
la que su voz no tenía timbre ni voto y a veces no entienden que el mundo va
cambiando. Porque para ellas era sólo trabajar
y ser sombra de marido. En los días y en las noches.
Va para ellas nuestro cariño de un año
condensado en esta fecha impostada.
Un abrazo para todas estas mujeres tan luchadoras y que tanto nos han enseñado!!!
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