ENTRESIERRASrd | El 9 de
abril, en la población cacereña de Hervás, se va a celebrar una jornada de
lucha a favor del Tren de la Vía de la Plata
©
Juan Carlos Ponga Mayo (Investigador) - Diario de León El Tren del Oeste no
tiene nada que ver con aquel de las películas de Far West, aunque se le parece
un poco. El Tren del Oeste es aquel que iba desde Gijón hasta Sevilla,
recorriendo las provincias de Asturias, León, Zamora, Salamanca. Cáceres,
Badajoz y Sevilla. Comunicando y dando servicio a unas zonas abandonadas
siempre por el Estado y dejadas languidecer. El oeste español ha sido durante
años la zona más deprimida del país, la tierra de donde han salido las gentes
que han servido de mano de obra barata para las zonas industriales y
privilegiadas del país, cuando no algunos países europeos.
El problema del ferrocarril en nuestro país
viene de lejos. Nuestros gobernantes en pocos momentos han apostado por el
ferrocarril, siempre lo vieron como un problema porque había que invertir mucho
dinero, dinero que, en la democracia, se ha decantado hacia las grandes obras
faraónicas.
Unos visionarios consideraron que era mejor
dejar a los pueblos sin comunicación y levantar los raíles y venderlos como
chatarra: ¿para que quieren un tren estos pueblos de mierda? Que se muevan en
coche y sino tienen que vayan andando, mejor vendemos los hierros como chatarra
y nos sacamos unas pesetas.
Otros visionarios semejantes arrancaron los
raíles de los tranvías de las ciudades y luego sus descendientes han planteado
instalar un nuevo tranvía, moderno y costosísimo. ¡Qué imaginación! Mientras en
las ciudades europeas seguían con los tranvías y se potenciaban todos los
trazados ferroviarios, buscando transportes no contaminantes, aquí convertíamos
una gran parte de todo ello en chatarra.
Se nos dirá que los gobiernos de las últimas
décadas han apostado por el tren. ¿Qué tren? El AVE, un proyecto faraónico que
solo beneficia a aquellos que desean llegar a Madrid en un tiempo récord,
siempre Madrid, llevándose por delante los trenes correo, los trenes nocturnos,
los trenes regionales… es decir, en definitiva, los trenes que necesitan las
gentes normales de los pueblos y las ciudades para comunicarse entre ellas.
El AVE está bien, pero no sirve para ir de un
pueblo al de al lado o de una pequeña población a la capitalidad de la comarca
al médico especialista.
Miremos a Europa de la que todos los gobiernos
nos dicen que imposiciones vienen, pero de la que, generalmente, solo hablan
para imponernos aquello que les viene bien a unos pocos y nos perjudica a
muchos; de lo que nos beneficia a todos pasamos de largo no vaya a ser…
Veamos el tráfico matinal y de media tarde de
trenes en países de nuestro entorno, Francia, Italia, Bélgica, Alemania, Países
Bajos… es tremendo, la frecuencia de trenes entre ciudades es tremenda, no hay
que preocuparse por perder un tren (salvo urgencia), sale otro antes de media
hora.
Ir y volver de Florencia a Siena o de Padua a
Verona o de Lyon a Dijon, o de Brujas a Amberes, o de la Haya a Amsterdam está
asegurado, siempre hay billetes, pues no hay asientos fijos. Si trasladamos
este planteamiento aquí, al Oeste, entre Salamanca y Cáceres o entre Zamora y
León la comunicación estaría asegurada y no como ahora que no existe.
Y hablamos solo de movimiento de viajeros,
porque cuando se trata de mercancías parece que estuviéramos tratando de cuestiones
extraterrestres dado que aquí tanto las compañías de transporte de viajeros por
carretera como las de trasporte de mercancías tienen un poder que impiden al
ferrocarril desarrollar un programa decente y eficaz. Así vemos que por las
vías del AVE se ponen todos los impedimentos para que por ellas circulen las
mercancías.
El trazado del ferrocarril «tradicional» está
totalmente dejado de la mano de Renfe y de Adif, considerando el problema solo
como una cuestión de economía, cuando el ferrocarril nunca puede cuantificarse
como un medio rentable, pues es un servicio público, que debe de costar lo
menos posible, pero que debe de servir al ciudadano, a todos los ciudadanos, no
solo a los de Madrid, Valencia, Barcelona y Sevilla para que se muevan rápido,
sino a los de cualquier pueblo del país para que llegue a donde necesiten
moverse.
¿Cuánto se tarda en ir en tren desde León a
Salamanca? Una eternidad, se llega antes en patinete. ¿Cuanto se tarda en
llegar en tren de Bejar a Plasencia? Nada y todo porque no es posible Bejar no
tiene hoy estación de ferrocarril, como no la tiene la Bañeza y muchas
poblaciones del Oeste, dado que el 31 de diciembre de 1984 el gobierno que
presidía Felipe González impuso un recorte ferroviario para destruir los trenes
del país y apostar por el AVE, su niña bonita, y eliminó el ferrocarril de la
Vía de la Plata, dejó morir toda una infraestructura que de haberse puesto en
valor, en serio, habría servido para potenciar el Oeste, pero eso no
interesaba. El gobierno de Felipe González, que se lanzó en manos de las
grandes constructoras y se decantó por el AVE.
Mientras en Europa se sigue apostando por un
ferrocarril al servicio de los ciudadanos aquí todos los gobiernos se han
dedicado a eliminar servicios, a cerrar estaciones, a quitar trenes y a dejar
que todo eso se traslade a la carretera en favor de las empresas de transporte
de viajeros y del transporte de mercancías y, de paso, a favor de las grandes
empresas constructoras que llevan años haciendo carreteras y autopistas, muchas
absurdas, que es donde se ha ganado más dinero y donde ha habido la mayor
corrupción del país.
Llevamos años hablando de la despoblación de
nuestros pueblos, la Junta de Castilla y León, y el PP que la forma, habla
mucho de ello pero no hace nada. Los servicios públicos, y el tren es uno de
los más importantes, son básicos para mantener a las personas en los pueblos
que los vio nacer.
Exijamos entre todos el ferrocarril de siempre,
el que comunica los pueblos, el que une a las personas, el que no contamina, el
tren del Oeste, el de la Ruta de la Plata y, también, el de Feve que iba de
León a Bilbao, que es otro ejemplo del desprecio del ferrocarril por parte de
todos los gobiernos.
Las poblaciones más importantes que comunicaba
el ‘Tren del Oeste’ y que ahora están, en este aspecto, mas desatendidas que
otras zonas del país: Gijón, Oviedo, Mieres, Pola de Lena, Campomanes, Malvedo,
Linares-Congostina, Navidiello Parana, Pajares, Villamanín, Pola de Gordón, La
Robla, León, Villadangos del Páramo, Veguellina de Orbigo, Astorga, Valderrey,
Riiego de la Vega, Santa María de la Isla, La Bañeza, Cebrones del Río,
Valcavado, Saludes de Castroponce, Pobladura del Valle, Villabrázaro,
Benavente, Barcial del Barco, Santovenia, Granja de Moreruela, Villafáfila, Manganeses
de la Lampreana, Piedrahita de Castro, Moreruela de los Infanzones, Cubillos,
Zamora, Morales del Vino y Perdigón, Casaseca de Campeán, Corrales del Vino, El
Cubo del Vino, Valdunciel, Salamanca, Los Arapiles, Alba de Tormes,
Sieteiglesias de Tormes, Fresno Alhandiga y La Maya, Pizarral, Guijuelo y
Campillo, Fuentes de Bejar, Ledrada, Sanchotello, Navalmoral Bejar, Cantagallo,
Puerto de Bejar, Baños de Montemayor, Hervás, Aldeanuela del Camino, Casas del
Monte, Villar de Plasencia, Plasencia, Mirabel, Casas de Millán, Cañaveral,
Cáceres, Carmonita, Aljucén, Mérida. Calamonte, Torremejía, Almendralejo,
Villafranca de los Barros, Los Santos de Maimona, Zafra, Usagre, Llerena,
Fuente del Arco, Guadalcanal, Cazalla, Constantina, El Pedrosa, Villanueva del
Río y Minas, Alcolea del Río, Tocina, Los Rosales, Cantillana, Villaverde del
Río, Brenes, La Rinconada y Sevilla.
¡Mucho ánimo, no a la vía verde, si al ferrocarril!
ResponderEliminar