viernes, 31 de marzo de 2017

"¿Para qué quieren un tren estos pueblos de mierda?"

ENTRESIERRASrd | El 9 de abril, en la población cacereña de Hervás, se va a celebrar una jornada de lucha a favor del Tren de la Vía de la Plata
© Juan Carlos Ponga Mayo (Investigador) - Diario de León El Tren del Oeste no tiene nada que ver con aquel de las películas de Far West, aunque se le parece un poco. El Tren del Oeste es aquel que iba desde Gijón hasta Sevilla, recorriendo las provincias de Asturias, León, Zamora, Salamanca. Cáceres, Badajoz y Sevilla. Comunicando y dando servicio a unas zonas abandonadas siempre por el Estado y dejadas languidecer. El oeste español ha sido durante años la zona más deprimida del país, la tierra de donde han salido las gentes que han servido de mano de obra barata para las zonas industriales y privilegiadas del país, cuando no algunos países europeos.

El problema del ferrocarril en nuestro país viene de lejos. Nuestros gobernantes en pocos momentos han apostado por el ferrocarril, siempre lo vieron como un problema porque había que invertir mucho dinero, dinero que, en la democracia, se ha decantado hacia las grandes obras faraónicas.
Unos visionarios consideraron que era mejor dejar a los pueblos sin comunicación y levantar los raíles y venderlos como chatarra: ¿para que quieren un tren estos pueblos de mierda? Que se muevan en coche y sino tienen que vayan andando, mejor vendemos los hierros como chatarra y nos sacamos unas pesetas.
Otros visionarios semejantes arrancaron los raíles de los tranvías de las ciudades y luego sus descendientes han planteado instalar un nuevo tranvía, moderno y costosísimo. ¡Qué imaginación! Mientras en las ciudades europeas seguían con los tranvías y se potenciaban todos los trazados ferroviarios, buscando transportes no contaminantes, aquí convertíamos una gran parte de todo ello en chatarra.
Se nos dirá que los gobiernos de las últimas décadas han apostado por el tren. ¿Qué tren? El AVE, un proyecto faraónico que solo beneficia a aquellos que desean llegar a Madrid en un tiempo récord, siempre Madrid, llevándose por delante los trenes correo, los trenes nocturnos, los trenes regionales… es decir, en definitiva, los trenes que necesitan las gentes normales de los pueblos y las ciudades para comunicarse entre ellas.
El AVE está bien, pero no sirve para ir de un pueblo al de al lado o de una pequeña población a la capitalidad de la comarca al médico especialista.
Miremos a Europa de la que todos los gobiernos nos dicen que imposiciones vienen, pero de la que, generalmente, solo hablan para imponernos aquello que les viene bien a unos pocos y nos perjudica a muchos; de lo que nos beneficia a todos pasamos de largo no vaya a ser…
Veamos el tráfico matinal y de media tarde de trenes en países de nuestro entorno, Francia, Italia, Bélgica, Alemania, Países Bajos… es tremendo, la frecuencia de trenes entre ciudades es tremenda, no hay que preocuparse por perder un tren (salvo urgencia), sale otro antes de media hora.
Ir y volver de Florencia a Siena o de Padua a Verona o de Lyon a Dijon, o de Brujas a Amberes, o de la Haya a Amsterdam está asegurado, siempre hay billetes, pues no hay asientos fijos. Si trasladamos este planteamiento aquí, al Oeste, entre Salamanca y Cáceres o entre Zamora y León la comunicación estaría asegurada y no como ahora que no existe.
Y hablamos solo de movimiento de viajeros, porque cuando se trata de mercancías parece que estuviéramos tratando de cuestiones extraterrestres dado que aquí tanto las compañías de transporte de viajeros por carretera como las de trasporte de mercancías tienen un poder que impiden al ferrocarril desarrollar un programa decente y eficaz. Así vemos que por las vías del AVE se ponen todos los impedimentos para que por ellas circulen las mercancías.
El trazado del ferrocarril «tradicional» está totalmente dejado de la mano de Renfe y de Adif, considerando el problema solo como una cuestión de economía, cuando el ferrocarril nunca puede cuantificarse como un medio rentable, pues es un servicio público, que debe de costar lo menos posible, pero que debe de servir al ciudadano, a todos los ciudadanos, no solo a los de Madrid, Valencia, Barcelona y Sevilla para que se muevan rápido, sino a los de cualquier pueblo del país para que llegue a donde necesiten moverse.
¿Cuánto se tarda en ir en tren desde León a Salamanca? Una eternidad, se llega antes en patinete. ¿Cuanto se tarda en llegar en tren de Bejar a Plasencia? Nada y todo porque no es posible Bejar no tiene hoy estación de ferrocarril, como no la tiene la Bañeza y muchas poblaciones del Oeste, dado que el 31 de diciembre de 1984 el gobierno que presidía Felipe González impuso un recorte ferroviario para destruir los trenes del país y apostar por el AVE, su niña bonita, y eliminó el ferrocarril de la Vía de la Plata, dejó morir toda una infraestructura que de haberse puesto en valor, en serio, habría servido para potenciar el Oeste, pero eso no interesaba. El gobierno de Felipe González, que se lanzó en manos de las grandes constructoras y se decantó por el AVE.
Mientras en Europa se sigue apostando por un ferrocarril al servicio de los ciudadanos aquí todos los gobiernos se han dedicado a eliminar servicios, a cerrar estaciones, a quitar trenes y a dejar que todo eso se traslade a la carretera en favor de las empresas de transporte de viajeros y del transporte de mercancías y, de paso, a favor de las grandes empresas constructoras que llevan años haciendo carreteras y autopistas, muchas absurdas, que es donde se ha ganado más dinero y donde ha habido la mayor corrupción del país.
Llevamos años hablando de la despoblación de nuestros pueblos, la Junta de Castilla y León, y el PP que la forma, habla mucho de ello pero no hace nada. Los servicios públicos, y el tren es uno de los más importantes, son básicos para mantener a las personas en los pueblos que los vio nacer.
Exijamos entre todos el ferrocarril de siempre, el que comunica los pueblos, el que une a las personas, el que no contamina, el tren del Oeste, el de la Ruta de la Plata y, también, el de Feve que iba de León a Bilbao, que es otro ejemplo del desprecio del ferrocarril por parte de todos los gobiernos.
Las poblaciones más importantes que comunicaba el ‘Tren del Oeste’ y que ahora están, en este aspecto, mas desatendidas que otras zonas del país: Gijón, Oviedo, Mieres, Pola de Lena, Campomanes, Malvedo, Linares-Congostina, Navidiello Parana, Pajares, Villamanín, Pola de Gordón, La Robla, León, Villadangos del Páramo, Veguellina de Orbigo, Astorga, Valderrey, Riiego de la Vega, Santa María de la Isla, La Bañeza, Cebrones del Río, Valcavado, Saludes de Castroponce, Pobladura del Valle, Villabrázaro, Benavente, Barcial del Barco, Santovenia, Granja de Moreruela, Villafáfila, Manganeses de la Lampreana, Piedrahita de Castro, Moreruela de los Infanzones, Cubillos, Zamora, Morales del Vino y Perdigón, Casaseca de Campeán, Corrales del Vino, El Cubo del Vino, Valdunciel, Salamanca, Los Arapiles, Alba de Tormes, Sieteiglesias de Tormes, Fresno Alhandiga y La Maya, Pizarral, Guijuelo y Campillo, Fuentes de Bejar, Ledrada, Sanchotello, Navalmoral Bejar, Cantagallo, Puerto de Bejar, Baños de Montemayor, Hervás, Aldeanuela del Camino, Casas del Monte, Villar de Plasencia, Plasencia, Mirabel, Casas de Millán, Cañaveral, Cáceres, Carmonita, Aljucén, Mérida. Calamonte, Torremejía, Almendralejo, Villafranca de los Barros, Los Santos de Maimona, Zafra, Usagre, Llerena, Fuente del Arco, Guadalcanal, Cazalla, Constantina, El Pedrosa, Villanueva del Río y Minas, Alcolea del Río, Tocina, Los Rosales, Cantillana, Villaverde del Río, Brenes, La Rinconada y Sevilla.

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