lunes, 10 de abril de 2017

Los chicos espabilados de la ciudad

ENTRESIERRASrd | Vamos hoy tras el rastro de uno de los representantes más conocidos de la fauna comarcal: el escurridizo "gamusino"
© Atanasio Sánchez-PATALOSO María me envía un correo para preguntarme el significado de esta frase. Cuenta que su abuela, que es española, se la dice a su marido cuando molesta en casa. Deduzco que tu abuelo no es español. No queda otra. Porque si hay una tradición ancestral en los pueblos de nuestra geografía es la de "salir a cazar gamusinos".

El gamusino es un animal imaginario que se utilizaba en Cereceda y en otros tantos pueblos de la comarca para gastar una broma a los "chicos espabilados" de la ciudad.
Siempre se sale a cazarlos de noche porque es un animal que por el día está escondido pues le molesta el sol.
Recuerdo que un domingo al oscurecer un hombre muy bromista del pueblo, fallecido hace muchos años, nos ofreció a mis amigos y a mí un real - en 1.950 un real era "mucho dinero" - en el bar de mis padres, por cada gamusino que "me traigáis". Nos dijo que había muchos por los alrededores de la Poza. La Poza es una balsa donde se almacena el agua de riego durante la noche en verano.
Nosotros pedimos ayuda a algunos chicos mayores, hermanos de mis amigos. Ellos dijeron saber dónde se escondían.
Cada uno llevábamos  "un saco de las patatas" y en él los mayores nos fueron metiendo piedras. Según ellos el gamusino era un animal como un cerdito pequeño, gordo y muy pesado.
El premio fue plural: todas las personas que había en el bar se rieron de nosotros, los mayores lo contaron a las chicas al día siguiente, D. Lamberto lo contó en la escuela, y mi madre me "echó un sermón" por volver a casa con las alpargatas llenas de barro.
En mis años de maestro en escuelas rurales de Vizcaya "llevé" en alguna ocasión a los alumnos, linterna y mochila, a cazar gamusinos por las "campas" con la consiguiente diversión de "aitas y amachus", al regresar a casa los buscadores y  contarles su aventura.
Cuando mis amigos y yo íbamos a pescar, al oscurecer, a los acantilados del Cantábrico y regresábamos con la cesta vacía, yo siempre decía que "habíamos ido a pescar gamusinos"

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