lunes, 3 de julio de 2017

Tiempo de trilla

ENTRESIERRASrd | Una mirada a otro de los viejos oficios que ha quedado guardado en la memoria colectiva de los viejos tiempos
Es tiempo de trilla, de calores de verano, se espigas "dorás", de pajas "chascadas".
Tiempo de "uñir" la yunta a los pescuezos de los burros, bajo el sol de julio, y marchar a las eras, uno con botijo en mano, otros con la escoba de "ajujeras", todos con el sombrero de paja (que hoy ha quedado como símbolo de peñas en fiestas) para aguantar el sofoco.

Y todos juntos, hombres, mujeres, niños, burros, yuntas… enganchados al trillo que como el tormento de Tántalo va dando vueltas y vueltas y más vueltas. Que esto, en tiempos de pobreza, era lo más parecido al tiovivo de la feria.
De vez en cuando, cuando ya los belfos del borrico se "amuecaban", se daba descanso a la faena. Los hombres tornaban la parva para sacar las pajas. "De abajo arriba, para que fueran "machás" con el trillo". Un trago de agua del botijo, puesto a la sombra de un haz de trigo.
Y vuelta a empezar. Vueltas y más vueltas. Si se tercia, y el día venía con ganas, se amenizaba la labor con algún canto, pasando las horas sin reloj, ya se encargaba el animal de dar los cuartos y las "y medias", echando la tarde encima de los trilladores.
Ya cuando la parva estaba lista, se hacía el "pez", se barría el grano a la espera que una mañana "que zumbara el aire" limpiarlo a golpe de viento.
"Qué contentos se ponían los niños que ya habían terminado de dar vueltas en el trillo y los amos de llevar a casa buenos costales de grano"
En los carros con las varas y las sábanas forradas , los hombres con la "viendra" van tirando la paja al carro, los muchachos allí subidos para "jollarla", envueltos entre paja y polvo, destino al pajar donde aguardará para ser pastura del ganado en invierno o llevarla a la molienda, que no solo de esfuerzo, sino de pan, viven los hombres.

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