ENTRESIERRASrd | Una mirada a otro de los viejos oficios
que ha quedado guardado en la memoria colectiva de los viejos tiempos
Es tiempo de trilla, de calores
de verano, se espigas "dorás", de pajas "chascadas".
Tiempo de "uñir" la
yunta a los pescuezos de los burros, bajo el sol de julio, y marchar a las
eras, uno con botijo en mano, otros con la escoba de "ajujeras",
todos con el sombrero de paja (que hoy ha quedado como símbolo de peñas en
fiestas) para aguantar el sofoco.
Y todos juntos, hombres,
mujeres, niños, burros, yuntas… enganchados al trillo que como el tormento de
Tántalo va dando vueltas y vueltas y más vueltas. Que esto, en tiempos de
pobreza, era lo más parecido al tiovivo de la feria.
De vez en cuando, cuando ya los
belfos del borrico se "amuecaban", se daba descanso a la faena. Los
hombres tornaban la parva para sacar las pajas. "De abajo arriba, para que
fueran "machás" con el trillo". Un trago de agua del botijo,
puesto a la sombra de un haz de trigo.
Y vuelta a empezar. Vueltas y
más vueltas. Si se tercia, y el día venía con ganas, se amenizaba la labor con
algún canto, pasando las horas sin reloj, ya se encargaba el animal de dar los
cuartos y las "y medias", echando la tarde encima de los trilladores.
Ya cuando la parva estaba
lista, se hacía el "pez", se barría el grano a la espera que una
mañana "que zumbara el aire" limpiarlo a golpe de viento.
"Qué contentos se ponían
los niños que ya habían terminado de dar vueltas en el trillo y los amos de llevar
a casa buenos costales de grano"
En los carros con las varas y
las sábanas forradas , los hombres con la "viendra" van tirando la
paja al carro, los muchachos allí subidos para "jollarla", envueltos
entre paja y polvo, destino al pajar donde aguardará para ser pastura del
ganado en invierno o llevarla a la molienda, que no solo de esfuerzo, sino de
pan, viven los hombres.
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