Aunque con una presentación un tanto farragosa –la confusión sobre las categorías de las denominaciones del vino es total desde la última OCM de la Unión Europea– podemos decir que en España tenemos ya una nueva Denominación de Origen, la de la Sierra de Salamanca, que desde hace tiempo había hecho méritos para ello. Al menos inicialmente, el rótulo que vamos a encontrarnos en sus etiquetas va a ser el de D.O.P. Vino de Calidad de Sierra de Salamanca.
Sus promotores, la Asociación de Viticultores y Elaboradores de Vino de la Sierra de Salamanca, explican: "La legislación europea reconoce en la última OCM2 las siguientes figuras de protección: IGP (indicación geográfica protegida) y DOP (Denominación de Origen Protegida). A nivel nacional dentro de las DOP hay dos subniveles: Vino de Calidad y Denominación de Origen. A nuestra zona se le ha reconocido la figura de protección Vino de Calidad de Sierra de Salamanca, siendo por lo tanto una Denominación de Origen Protegida. En 2015 cabrá la posibilidad de solicitar el cambio a Denominación de Origen Sierra de Salamanca". Los orígenes
Los orígenes del viñedo en esta zona se remontan a la época romana. Tras la invasión islámica estas tierras sufren un retraimiento económico y sólo tras la consolidación de la reconquista se repueblan intensamente, con lo que, es a partir del siglo XI, cuando la viña comienza a resurgir, en el entorno de una economía fundamentada en los cereales, la ganadería y el aceite.
Desde los siglos XV y XVI pueden encontrarse citas históricas que permiten atestiguar que la zona era conocida por sus vinos con los nombres de Sierra de Salamanca o Sierra de Francia (éste es su verdadero nombre tradicional, pero en la Denominación se optó por 'Salamanca' para evitar confusiones). Durante todo el siglo XIX el viñedo de estas tierras conoce una fuerte expansión, convirtiéndose en uno de los pilares económicos de la comarca, hasta llegar al máximo con las exportaciones a Francia por la crisis de la filoxera. Esta plaga llega a la comarca procedente de Portugal, pero no afecta demasiado ya que la recuperación es rápida.
Durante los años 50a del siglo XX se crean las bodegas cooperativas de la zona, que tuvieron un destacado papel en la introducción de nuevas técnicas y en la conservación del viñedo, al tener garantizada la venta de sus graneles. A finales del siglo pasado el viñedo sufre un progresivo abandono, en gran parte provocado por la acuciante despoblación del medio rural, provocando el cierre paulatino de las bodegas cooperativas.
Después de 1990 se da un cambio de modelo en la vitivinicultura serrana; se crean cuatro modernas bodegas y se renueva la última cooperativa en funcionamiento con el fin de elaborar vinos de alta calidad y baja producción. Estas cinco bodegas, junto con viticultores de la zona, crean en el 2007 la Asociación de Viticultores y Elaboradores de Vino de la Sierra de Salamanca para proteger la comarca vitícola, promover los vinos y obtener la Denominación de Origen para la zona.
La DOP en la actualidad
El área geográfica de la D.O.P. Vino de Calidad de Sierra de Salamanca está en el sur de la provincia de Salamanca y tiene una superficie de 482,10 Km2. El territorio se caracteriza por una orografía tortuosa a la que se adaptan las parcelas de viñedo dispuestas en bancales en las laderas sobre el río Alagón y sus afluentes.
La zona de producción comprende estos 26 municipios: Cepeda, Cristóbal, El Cerro, El Tornadizo, Garcibuey, Herguijuela de la Sierra, Lagunilla, Las Casas del Conde, Los Santos, Madroñal, Miranda del Castañar, Mogarraz, Molinillo, Monforte de la Sierra, Montemayor del Río, Pinedas, San Esteban de la Sierra, San Martín del Castañar, San Miguel de Valero, Santibáñez de la Sierra, Sequeros, Sotoserrano, Valdefuentes de Sangusín, Valdelageve, Valero y Villanueva del Conde.
Parte de la zona de producción entra dentro del Parque Natural de Las Batuecas–Sierra de Francia y toda forma parte de la Reserva de la Biosfera a la comarca Sierras de Béjar – Francia. Este último título, otorgado por la UNESCO remarca la gran influencia que ha tenido el ser humano en el medio ambiente de esta zona, modelándolo sin romper el equilibrio de la naturaleza. Tradicionalmente el cultivo más importante en la Sierra de Francia ha sido y es el viñedo; la búsqueda de los mejores terruños ha llevado a los agricultores a aterrazar empinadas pendientes para poder plantar las cepas.
Los suelos de la zona, a diferencia de la generalidad de las comarcas vitivinícolas de Castilla y León, tienen carácter ácido; esto, lejos de ser un factor limitante, confiere a los vinos una identidad particular. La textura es mayoritariamente franco-arenosa, muy adecuada para el cultivo de la vid. Imprime a los vinos que se elaboran unas características organolépticas singulares y de calidad.
El clima es mediterráneo húmedo, con inviernos relativamente cortos y no muy fríos y veranos largos, calurosos y secos. En otoño y primavera abundan las precipitaciones, con valores superiores a los
Los viñedos de la Sierra de Salamanca se caracterizan por su disposición en bancales en las partes altas de las laderas orientadas al Sur. Durante siglos el ser humano ha ido ganando tierras cultivables a las empinadas pendientes que caracterizan a la Sierra de Salamanca.
Otra característica remarcable de los viñedos de la zona es la alta longevidad de las cepas: el 80% tiene más de 50 años y el 50% más de 80, datos no muy fáciles de encontrar en otras zonas vitícolas.
También en cuanto a sus castas tradicionales es diferente la Sierra de Salamanca es un paraíso de diversidad a todos los niveles. Las principales: rufete (casta autóctona y predominante, con un racimo pequeño y apretado y con un grano de tamaño medio- grande, sutil, que aporta aromas delicados con recuerdos a frutas rojas y especiados), garnacha tinta y tempranillo (conocidas en la zona cómo calabrés y aragonés respectivamente, ambas clones de la variedad principal, estando adaptadas a las peculiares características de la Sierra debido a un proceso evolutivo y adaptativo de varios siglos). En uvas blancas destacan el rufete blanco, el moscatel de grano menudo y el verdejo serrano.
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