SalamancaRTValDía |
El
próximo 28 de junio se cumplen los 50 años de vida del repetidor de televisión
de la Peña de Francia, un centro emisor estratégico para las telecomunicaciones
en España. Además de la señal de las principales cadenas, desde esta plataforma
se coordinan otras comunicaciones de carácter estatal.
En este
medio siglo de vida, el “pirulí” plantado en lo más alto de la Sierra ha sido
testigo de la evolución de las comunicaciones en la zona, que han pasado de ser
analógicas a digitales.
La altura
del poste, más de 1.700
metros , permitió a Retevisión (escisión de
Radiotelevisión Española) y ahora Abertis y Auna distribuir la señal televisiva
al centro de la península. Asimismo, este centro transmisor de
telecomunicaciones es utilizado para el ‘rebote’ de la señal de cadenas de
otras autonomías, incluso de Portugal.
Este
repetidor es, básicamente, en su estructura interna, un dispositivo electrónico
que recibe una señal televisiva débil o de bajo nivel y la retransmite a una
potencia o nivel más alto, de tal modo que se puedan cubrir distancias más
largas sin degradación o con una degradación tolerable.
En primera persona
Hasta
aquí los datos pero qué mejor testigo y homenaje que dar la palabra a los
vecinos de Lagunilla, en voz de Juan Antonio, vecino de la localidad que
recuerda con cariño los tiempos en que se instaló el repetidor de la Peña.
“En 1956
la televisión española comenzó a emitir con regularidad. A Lagunilla, como a
toda la provincia de Salamanca, Cáceres y parte de Ávila, las emisiones
llegaban a través de la antena ubicada en la Peña de Francia a más de 1700 metros de altura.
Recuerdo
cuando era niño y en Lagunilla queríamos ver la televisión los sábados o
domingos, íbamos a casa de una tía de mi madre que se llamaba Juana, era
hermana de mi abuela Valentina, y estaba casada con Antonio (entonces juez del
pueblo). Allí pasábamos un buen rato viendo los programas infantiles de la
tarde, aunque la mayor parte de las veces la emisión se veía con
interferencias, una veces por tormentas, otras por el calor, otras por el
viento, la cuestión es que llegaban las imágenes con cierta precariedad, pero
era la única forma de ver algo de televisión.
Las
antenas en las casas se orientaban a la Peña de Francia y cualquier deficiencia
en las alturas de la sierra repercutía en las escasas televisiones existentes
en el pueblo y, por si fuera poco, no existía la posibilidad de orientar las
antenas en otra dirección. No existían parabólicas ni satélites y la antena de
la Bola del Mundo en Navcerrada quedaba lejos y las señales chocaban con las
montañas de la Sierra de Béjar. Solo había una cadena y era en blanco y negro;
años más tarde se empezó a emitir en UHF y la recepción algo mejoró.
¿Quién no
se acuerda de aquellos primeros años de la televisión?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario