sábado, 9 de febrero de 2013

Valero a la luz del láser


Columna de Opinión de Gonzalo Santonja-La Gaceta de Salamanca

Estuve en Valero con Alberto Estella y Juan Antonio Hernández, celebrando al santo patrón del lugar, Valerio, anacoreta del siglo VII entre los monasterios de Compludo y San Pedro de Montes, hombre de granito y escritor autobiográfico con obra a la altura de las Confesiones de San Agustín de Hipona. Disfruté el día, ganado por la belleza del campo charro y admirado de los valeranos, gente que se da el lujo de pagar a escote un festival taurino en beneficio de todos, sacándose del bolsillo cerca de ciento cincuenta euros por hogar. Olé por ellos, antítesis ejemplar de los sobrecogedores al uso. 
Juan Antonio me pasó un sobre, todo hay que decirlo. Y un sobre, además, de tamaño grande y contenido abultado. Alberto Estella lo miró de reojo. Y yo, claro está, lo abrí esperanzado. Lógicamente no pensaba en billetes, pero sí, pongo por caso, en alguna longaniza suculenta, al estilo de aquella de "sabroso olor" que Lazarillo trucó al ciego por un nabo "pequeño, larguillo y ruinoso", episodio rematado en nuestra primera novela picaresca por la nariz de quien a oscuras veía penetrando al muchacho por la boca hasta la gula, causa de unas arcadas que de postre devolvieron "lo suyo a su dueño".



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