miércoles, 19 de junio de 2013

Santo Cristo de Cabrera, o cuando la fe mueve carreteras

La ermita del Santo Cristo de Cabrera y alrededores acogieron la visita de los fieles que, bien por devoción o una simple promesa, realizaron la romería en honor a la Sagrada Imagen. Bajo las encinas y los robles las diversas familias y grupos de amigos instalaron sus mesas y sus sillas para, una vez finalizados los actos religiosos, disfrutar de la jornada en tan singular paraje campestre como cada 18 de junio, fiesta del Santo de Las Veguillas.

Miles de personas volvieron a mostrar, como cada 18 de junio, su devoción al Cristo de Cabrera que tiene su cobijo en el monasterio de carmelitas descalzas de Cristo Crucificado de Cabrera en Las Veguillas. Los coches anuncian la marabunta que llenaría la finca donde se ubica el santuario. Puestos de dulces, cerezas, almendras garrapiñadas, ocio para niños, tiendas de rastro con todo tipo de descuentos, mesones... Todo indica la importancia de esta romería salmantina. Pero no sólo eso, sino que bajo las encinas y los robles, las diversas familias y grupos de amigos instalan sus mesas y sus sillas al suave fresco de los árboles para, al finalizar los actos religiosos, dar buena cuenta de las viandas y disfrutar de la jornada en tan singular paraje campestre.
"Santo Cristo de Cabrera,

a tu ermita he de llegar
aunque destroce mis plantas
 
En el aspecto religioso, la devoción al Cristo de Cabrera comenzó a finales del siglo XVII. Ya desde 1714 empiezan a contabilizarse testamentos de fieles forasteros que dejan donativos para que se les digan misas ante el Santo Cristo. La fiesta principal, la romería del Cristo de Cabrera, desde el siglo XVIII, tiene lugar el 18 de junio, sin saber el motivo.
 
Los actos de culto, con ligeros cambios, no se han modificado en su conjunto. Concretamente era la misa con sermón a cargo de un gran orador, procesión y ofrenda. La salida de la imagen de la iglesia, por la dificultad que ofrece dadas sus dimensiones, ha sido siempre uno de los momentos más emotivos.


La impresión que ofrece la imagen es inmensa, pues son dos metros de los pies a la cabeza y otros dos metros de un extremo a otro de las manos. La imagen pertenece a la tradición de los cristos castellanos, de origen popular, con toda probabilidad obra de algún artesano local, al que Unamuno describe como 'Cristo campesino'. Es imposible dar una fecha de su talla, alguien ha dicho que pertenece al siglo XI, debido en parte a las reminiscencias románicas que conserva y por la imperfección de las formas.

Este año, y a pesar de ser junio, las inclemencias meteorológicas han frenado la asistencia de fieles aunque de forma mínima, como indican fuentes de la Guardia Civil. La lluvia, el ambiente húmedo y fresco y el viento han cambiado la opinión de algunas personas que han decidido, a última hora, no acudir hasta el santuario.


Noticia y fotografías : Salamanca24Horas

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