Desde Cuaderno de
Entresierras nos hacemos eco de una denuncia procedente de La Alberca, en La
Sierra de Francia. Concretamente es José María Martínez González quien reclama
la atención sobre la tala (in)controlada de los pinares de la localidad, árboles
que plantaron generaciones remotas y que aunque no son los típicamente autóctonos
de la Sierra sí han pasado a formar parte del medio natural de la misma y su
paisaje, un patrimonio que con una administración adecuada podría generar riqueza
para estos “deprimidos” pueblos.
Durante el pasado año
se talaron buena parte de los pinos de los regajos y batuecas, pasando a “tabla
rasa” buena parte del monte. En estos momentos están empezando a talar las
zonas cimeras sobre la charca del Arrolhuevo y próximamente se tiene intención
de iniciar la tala en la margen derecha de la pista de las datas.
La ventaja, por
supuesto, es que el verano próximo no habrá incendios, aunque a un precio altísimo,
primordialmente porque no habrá nada que quemar. Desde aquí se solicita a las
entidades que corresponda (ayuntamientos, diputación, medio ambiente…) incluso
a los responsables de la Reserva de la Biosfera que tomen medidas en el asunto.
Todo el mundo es
capaz de entender y asumir que la “fábrica forestal” ha de ser productiva, pero
con talas controladas que aseguren el futuro de la misma, aunque parece claro
que el lema actual es “sacar todo el máximo dinero posible en el menor tiempo”
sin tener en cuenta las necesidades que las futuras generaciones puedan tener
de dichos bosques. En caso de que queden bosques.
Es patrimonio y
responsabilidad de todos, al igual que lo hemos heredado, mantener en herencia
nuestro patrimonio natural para que puedan disfrutarlo las generaciones
venideras. Por encima de crisis y otros intereses económicos.
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