Se vistió de gala Guijuelo para
el partido de su vida y el encuentro respondió a lo esperado: empate y
playoffs.
Cierto es que la primera parte fue intensa y equilibrada pero los
minutos fueron enfriando la presión hasta convertirse en un partido de pretemporada.
Y es que al fin y al cabo lo es.
Una nueva temporada a pocos partidos comienza
ahora.
Un nuevo sueño, después de que el que se consume ahora fuera real mucho
tiempo atrás.
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Fotografías : Ayuntamiento de Guijuelo |
El partido, en su primera
parte, sí que presentó a dos equipos que parecían querer. El Avilés, algo poco
normal en la segunda vuelta, dispuso a sus once jugadores en una presión
adelantada que creó muchos problemas a los locales. De hecho, eran los de Josu
Uribe los que tenían las ocasiones más claras frente a un Guijuelo al que le
costaba mantener el balón como nos tiene acostumbrado.
Así fueron pasando los minutos
con la grada, a pesar de todo, muy tranquila. Se había instaurado en el
ambiente que el empate valía a los dos equipos y que, por tanto, era el
resultado más que esperado. Muchas casas de apuestas, frente al riesgo que
suponía esto para ellas, no ofrecían el partido pero éste, ciertamente, no
defraudaba en esta primera parte. Tanto fue así que Rubén Peña lo rompió en
pedazos. Fue tras un gran pase de Chuchi en la frontal que dejó solo a la
revelación del campeonato que la cruzó perfectamente.
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Aficionados del Real Avilés, que también se clasificó para los playoffs |
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El Mariquelo tampoco quiso perderse la fiesta |
La sorpresa fue común en el
estadio que, sin embargo, vio como Ito hacía la igualada cerca del descanso. La
jugada fue casi calcada a la del primer gol pero el pase, en esta ocasión, fue
de Matías. El empate, lejos de suspicacias, hacía justicia en el marcador que
se fue al descanso con el 1-1.
La segunda parte el encuentro
bajó en intensidad. El empate valía y así lo recordaron ambos equipos en el
terreno de juego. La intensidad bajó, las ocasiones brillaban por su ausencia y
el público se enfriaba y murmuraba a pesar de que el resultado se esperaba y
valía para los intereses que habían llenado el Municipal. Y así se mantuvo
hasta que el colegiado señaló el final del partido cuando se desató la euforia
por ambos bandos. Y es que, amigos, no por ser real deja de ser historia.
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