La tercera
Matanza Típica se celebró el pasado fin de semana en un Guijuelo que arropó con
la asistencia masiva de siempre a los Matanceros de Honor en unos días marcados
por las bajas temperaturas.
Las jornadas
fueron “inauguradas” por Jesús Merino, organizador del evento, y con las
palabras de la pregonera de honor, la actriz Rosalía Domingo Omil, que quiso
destacar el papel de la mujer en la tradición matancera.
La tradición
entre adrales
Pero lo más
destacado de estas jornadas fue que estuvieron dedicadas a la vida arriera. Y para
ello qué mejor manera que recibir a los verdaderos arrieros de Entresierras,
casi los últimos que mantienen aunque sea simbólicamente esta ancestral tradición:
los arrieros de Fuenterroble de Salvatierra, que pertenecen y honran la memoria
del pasado desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, ACASAN. Ataviados
con atuendos peregrinos, los visitantes aparcaron sus carros, de entre los que
sacaron al cerdo para enjaularle a las órdenes del ganadero. Durante todo el día
estuvieron expuestos a la vista del público.
Posteriormente
José Trillo y Juan Manuel Pérez recibieron el nombramiento de Matancero de
Honor. La jornada continúo con el sonido de la gaita, los bailes del grupo
folclórico El Torreón, así como con las labores propias de matanza que
sirvieron de preludio a la tradicional degustación gratuita de perrunillas,
aguardiente y productos de matanza. Y por supuesto, como cada día de matanza la
cita se cerró con una comida de confraternidad en la que sí participó el actor,
Roberto Cairo (“Desi” de la serie Cuéntame”), otro de los invitados de la jornada.
¿Quién se
acuerda de ellas?
Esta
tercera matanza estuvo dedicada al mundo de los arrieros, y desde uno de sus
carros, Rosalía Domingo, pregonera en este día festivo, emocionó a los presentes
con una oda a la exaltación del papel femenino de la mujer en la matanza, como
ella mismo dijo esa “labor callada de las mujeres”, porque
ellas crían el cebón, se encargan de alimentarlo, le desteta las crías, señalan
la fecha de la matanza cuando todo está a punto para empezar el ritual. Se
encarga de mondar las patatas, de pelar las patas, orejas y rabos, "de
romper el carámbano para lavar las tripas". Es el alma del hogar y quien
prepara las especias para elaborar los embutidos, es la "maestra
solidaria" que reparte las piezas del cerdo y parece multiplicarlas
haciendo evidente el milagro de los panes y los peces... Todo esto y mucho más,
porque la matanza no es solo sacrificio y despiece del cerdo, es el cuidado de
los productos elaborados, y esto lo hace la mujer. Todo ello demuestra, como
señaló la pregonera, que "mujer y matanza es un matrimonio indisoluble,
que ha unido la historia y no debe separar el hombre".
Noticia en Radio Guijuelo, La Gaceta y El Adelanto
Fotografías : Radio Guijuelo, ACASAN
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