martes, 12 de febrero de 2013

Arrieritos somos y en Guijuelo nos encontraremos


La tercera Matanza Típica se celebró el pasado fin de semana en un Guijuelo que arropó con la asistencia masiva de siempre a los Matanceros de Honor en unos días marcados por las bajas temperaturas.
Las jornadas fueron “inauguradas” por Jesús Merino, organizador del evento, y con las palabras de la pregonera de honor, la actriz Rosalía Domingo Omil, que quiso destacar el papel de la mujer en la tradición matancera.

La tradición entre adrales

Pero lo más destacado de estas jornadas fue que estuvieron dedicadas a la vida arriera. Y para ello qué mejor manera que recibir a los verdaderos arrieros de Entresierras, casi los últimos que mantienen aunque sea simbólicamente esta ancestral tradición: los arrieros de Fuenterroble de Salvatierra, que pertenecen y honran la memoria del pasado desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, ACASAN. Ataviados con atuendos peregrinos, los visitantes aparcaron sus carros, de entre los que sacaron al cerdo para enjaularle a las órdenes del ganadero. Durante todo el día estuvieron expuestos a la vista del público.

Posteriormente José Trillo y Juan Manuel Pérez recibieron el nombramiento de Matancero de Honor. La jornada continúo con el sonido de la gaita, los bailes del grupo folclórico El Torreón, así como con las labores propias de matanza que sirvieron de preludio a la tradicional degustación gratuita de perrunillas, aguardiente y productos de matanza. Y por supuesto, como cada día de matanza la cita se cerró con una comida de confraternidad en la que sí participó el actor, Roberto Cairo (“Desi” de la serie Cuéntame”), otro de los invitados de la jornada.
¿Quién se acuerda de ellas?

Esta tercera matanza estuvo dedicada al mundo de los arrieros, y desde uno de sus carros, Rosalía Domingo, pregonera en este día festivo, emocionó a los presentes con una oda a la exaltación del papel femenino de la mujer en la matanza, como ella mismo dijo esa “labor callada de las mujeres”, porque ellas crían el cebón, se encargan de alimentarlo, le desteta las crías, señalan la fecha de la matanza cuando todo está a punto para empezar el ritual. Se encarga de mondar las patatas, de pelar las patas, orejas y rabos, "de romper el carámbano para lavar las tripas". Es el alma del hogar y quien prepara las especias para elaborar los embutidos, es la "maestra solidaria" que reparte las piezas del cerdo y parece multiplicarlas haciendo evidente el milagro de los panes y los peces... Todo esto y mucho más, porque la matanza no es solo sacrificio y despiece del cerdo, es el cuidado de los productos elaborados, y esto lo hace la mujer. Todo ello demuestra, como señaló la pregonera, que "mujer y matanza es un matrimonio indisoluble, que ha unido la historia y no debe separar el hombre". 


Fotografías : Radio Guijuelo, ACASAN

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