domingo, 28 de abril de 2013

Sendas y Caminos : Entresierras a pedales


Aprovechando la conmemoración del Día de la Bici, que se celebra hoy, desde Cuaderno de Entresierras queremos mostrar la belleza de nuestra Comarca vista desde un sillín. Hemos seleccionado algunos reportajes de viajeros que pedalearon por los caminos de la zona, empezando por la ruta que a finales del año pasado realizaron los amigos de “Sendas y Caminos”. Aquí podemos ver su crónica y fotografías.
A finales de noviembre realizamos la ruta “Entresierras” que estaba ubicada en la Sierra de las Quilamas. Un grupo de abrojos la organizaron y planearon llegando a la conclusión de que era “light” ya que al parecer se podía quedar pequeña ya que ésta no llegaba ni a los 40 km así que se decidió que también se podía subir el Cervero y así darle más entidad a la ruta.
Habíamos quedado a las 8 de la mañana en el punto de reunión habitual cuando hacemos salidas fuera de Salamanca y poco antes de las 9 ya estábamos en nuestro destino, Linares de Riofrío. Allí comenzaba la ruta. Preparamos nuestras bicicletas, tomamos unos cafés de rigor e iniciamos la cabalgada. Por delante nos esperaban 54 kms de sierra.
Salimos de Linares por una pista ancha y con facilidad para rodar camino del Pico Cervero. Aunque como he dicho el camino era cómodo, nada más salir de Linares siempre picaba hacia arriba y también había llovido hacía poco y aunque no estaba embarrado y apenas había charcos, el terreno sí estaba muy pesado y costaba avanzar.
Esto último nos acompañó durante casi toda la mañana e hizo que la ruta fuera más dura si cabe.
Como voy diciendo cada uno empezó a buscar su ritmo sin agobiarse pues aún faltaba mucha mañana de pedales y no era plan de caer rendido a las primeras de cambio. Así poco a poco el “pelotón abrojo” se iba estirando más y más, unos subiendo más deprisa, otros no tanto pero siempre con decisión entre un bosque de castaños con tonalidades marrones y caquis y que con las hojas en el suelo tenía su encanto. Poco a poco la vegetación se iba despejando a medida que íbamos ganando altura llegando a la parte más dura y también más bonita, una serie de revueltas que nos conducirían a la cima.

Una vez arriba, fotos de rigor mientras iban llegando más compañeros. Tampoco se podía estar mucho tiempo arriba puesto que el viento era muy fuerte y además hacía frío. A medida que unos llegaban arriba, otros iban bajando. La bajada al principio técnica y de controlar la bicicleta pero una vez llegado a los caminos anchos muy rápida hasta que nos reagrupamos todos de nuevo en el cruce de la Honfría donde cogeríamos un camino que nos llevaría a San Miguel de Valero.
Lo cierto es que el tiempo nos estaba acompañando a pesar de tener todas las previsiones en nuestra contra, incluso hubo ratos en los que el sol se dejó ver entre las nubes e hizo posible que parte de la niebla que en ocasiones hacía acto de presencia se disipara posibilitando observar unas vistas del valle muy bonitas.
Llegando a San Miguel de Valero, cogimos un sendero donde la combinación de humedad con una superficie resbaladiza como eran piedras y musgo hizo que algún componente sufriera alguna caída sin mayor percance. Una vez pasado San Miguel cogimos un camino totalmente cubierto de hojas y que nos conduciría a un puente que estaba situado sobre el río Alagón. Este tramo fue el más bonito a mi parecer, siempre con un sube y baja que poco a poco iba minando nuestras fuerzas. Así llegamos a un sendero estrecho por el que sólo pasaba una bici, con escalones y piedras que nos llevaba directamente al puente donde íbamos a hacer una parada técnica.
He de decir que a mí no me gustan mucho las bajadas y menos si son técnicas pero ésta la disfruté y de hecho creo que a todos nos gustó ya que no paramos de comentarla lo chula que había sido.
Como he dicho parada técnica para reponer fuerzas en el puente sobre el río Alagón. Una vez retomamos el camino nos esperó una subidita con miga aunque no muy larga. Así poco a poco nos íbamos acercando a Monleón tras un continuo sube y baja como ya he comentado anteriormente. En Monleón hubo otra escabechina guardada al subir hasta el castillo y luego paramos a coger agua.
De Monleón ya nos íbamos a dirigir a Linares, apenas faltarían unos 6 o 7 km. pero sin ser excesivamente duros creo que fueron los que más daño hicieron al grupo. Me explico, el camino como venía diciendo era muy pesado imposibilitando el avance de la bicicleta, además que no paraba de picar hacia arriba y hay que añadir el cansancio acumulado de toda la ruta junto con las ganas que teníamos de llegar ya para hincar el diente a nuestros bocatas y tomarnos unas cervecitas.
Después de este tramo por fin llegamos a Linares, unos más cansados que otros, pero al fin y al cabo felices de poder haber realizado la ruta y haber estado en plena naturaleza con estos matices que le da el otoño.


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