lunes, 28 de abril de 2014

Una luz, una imagen y mil peregrinos

Fotografías : Nelson Cuevas (SalamancaRTValDía)
Las procesiones a través de la dehesa charra tienen algo de grandioso, de incólume, de conexión con lo eterno. Los mismos encinares tienen algo de mistéricos en sí mismos, no en vano, algunos fueron cofre de reliquias sacadas al tiempo de la luz y puestas en hornacinas y eremitorios. Como cada año, el sábado posterior al Domingo de Resurrección, las imágenes talladas en madera de pino por Ángel Velázquez, salen “a la luz” para atravesar el mar de encinas que separa Beleña de Fuenterroble de Salvatierra acompañados de cientos, miles de feligreses que ya hace años que marcaron la x en el calendario para no perderse cada edición del Via Lucis.
La iglesia de Beleña, en la Tierra de Alba, fue el punto de partida de esta singular procesión, donde suelas y cascos de caballos se entremezclan en el polvo del camino, sin quitar ojo a las imágenes sacras que aupadas sobre sus carros y tiradas por cabalgaduras unas, por tractores otras. El cielo acompañó, eso sí dando recuerdo de pasadas lluviosas ediciones, aunque tuvo más conmiseración hacia los caminantes y sostuvo la lluvia sobre sus pilares. La primera parada se realizó en Sanchotuerto, pedanía de Beleña, donde olía a descanso y a carne asada. Sayaguente, pueblo anejo también del punto de partida, dio refresco a la comitiva mientras el café fue calentado en los pucheros de Pedrosillo de los Aires.
Camino ya del corazón de Entresierras, el Via Lucis se señala hacia el horizonte desde la Sierra Dueña, en lo alto de Frades, balcón de Sierras y vieja guardia romana de la Via de la Plata. Desde allí por los campos del conde de Salvatierra, Navarredonda, Casafranca y Fuenterroble, bajando por la vetusta Via “al-balata” que dio vértebras a estos rincones salmantinos, camino de la Blanca, Santa María y monumental iglesia de Fuenterroble donde la música recibe a imágenes y peregrinos, sudorosos, embarrados, cansados y contentos, todos a una, en un Via Lucis más o en otro menos, que iluminó los caminos de la dehesa de esta tierra de transición.


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