Aunque a cuentagotas,
las inversiones de la Diputación de Salamanca van llegando a la comarca en lo
que a infraestructuras viales se refiere. En los últimos días hemos informado
desde las páginas de este Cuaderno del fin de las obras de la carretera de
Bercimuelle en el Alto Tormes o de los primeros pasos dados para la mejora de
la carretera entre El Maíllo y El Casarito, entre otros. En todo caso, y a
pesar de estas mejoras (que en muchos casos se trata de simples parcheados “provisionales”),
es de rigor recalcar que buena parte de las carreteras de la región, especialmente
las secundarias (o terciarias) se encuentran en un pésimo estado de abandono.
En tal situación de
olvido se encuentra la vía que une las localidades de Berrocal de Salvatierra y
Pedrosillo de los Aires. Trece kilómetros de asfalto abandonado hace décadas,
una carretera que apenas supera los dos metros de anchura y en la que
difícilmente pueden cruzarse dos coches sin que uno de los dos no tenga que
salirse al arcén. Arcén que no existe por cierto y que además están cubiertos
de vegetación, maleza y matorrales que en muchos tramos ocupa buena parte de la
vía estrechándola aún más.
Una
situación que se repite en buena parte de las vías de esta zona del valle del
río Alhándiga, a caballo entre la Tierra de Alba, la Comarca de Entresierras y
el Alfoz salmantino, una zona que tras la inauguración de la autopista A-66 que
une Salamanca y Béjar por Guijuelo, ha pasado al total olvido institucional.
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