ENTRESIERRASrd | Multitudinario
acto de inauguración de los antiguos lavaderos, reformados por el Ayuntamiento,
en una jornada de historia y tradición
Seguramente nunca se vieron en una igual, quizás
de los tiempos añejos del siglo XIX en que fueron inaugurados por vez primera.
Lugar de ocio y de trabajo, a partes iguales, centro de encuentro y
chascarrillos contados a media voz, los antiguos lavaderos de Galinduste
volvieron a la vida el pasado sábado en una fiesta multitudinaria que conectó
las viejas costumbres de la localidad con el presente, a veces demasiado
modernizado, donde lata y 'bisolvon' fueron quitando envergadura al sagrado
acto de lavar la ropa.
Fotografías : Carmen María Briz
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Lavarla a mano, por supuesto, en la bella
estampa que siempre fue, aunque entonces ni siquiera lo entendieran , las
mujeres con los cestos de ropa a la cabeza, las barreñas y las tajuelas bajo el
brazo, llueva o truene, lo mismo da, aunque para la inauguración, segunda de su
larga historia, quiso el tiempo, por veraniega cortesía, dar la bienvenida a
esta nueva etapa, esta, seguramente, con los lavaderos bien dispuestos pero ya
en jubilación, a no ser que, no lo quiera la crisis o la penitencia, tengan las
mujeres de Galinduste que volver a faenar en sus pilones.
Masiva asistencia para la inauguración, con olor
a jabón de manteca y sosa, y las palabras del alcalde de la localidad, que
quiso dar el verso al recuerdo y a la historia, viva este día más nunca.
Algunas mujeres quisieron desempolvar los viejos tiempos y acudieron a la
inauguración más con hechos que con palabras, poniéndose manos a la obra y
lavando la ropa, dando sentido, más allá de lo turístico, a las instalaciones
explicando para los neófitos, muchos sin duda, que veían por primera vez
semejante espectáculo, con las tres pilas puestas en funcionamiento, la una
para el lavado, la siguiente para el prelavado y la última para el aclarado, para
ir dejando el agua limpia y clara después de la faena. Labor que fue secundada
por las nuevas generaciones que también arrimaron riñón al agua y a la tabla.
Bautismo para todos en el que no faltaron los chapuzones de rigor, que también
los había entonces, porque la suciedad, como todo, también obtura canaletas.
Jornada amenizada por Bruno, tamborilero de la
agrupación 'Folklore Charro', que ya forma parte de la fiesta y la tradición de
la localidad, y por el grupo de teatro local, que ofreció una obrita de humor
trascendente escrita para la ocasión por Ángel Moreta. Convite y muchos
recuerdos, contados al calor de la hermandad, que los mayores del municipio
fueron desgranando a lo largo de la tarde-noche, escuchados por todos con
verdadera admiración.
El lavadero de Galinduste inicia así una nueva
vida, ya sin los rigores de lo cotidiano, olvidado de los tiempos oscuros,
nunca mejor dicho, en que fuera convertido en almacén municipal, ancho y
orgulloso de su propia esencia, la esencia, en definitiva, de formar parte de
la historia de Galinduste y sus gentes.
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