ENTRESIERRASrd | La localidad
ha visto como en apenas seis días fallecían cinco vecinos de los más queridos y
emblemáticos
El cambio de año suele considerarse acto de
ventura y de prosperidad, de buenos deseos y sus esperanzas añejas. Y así es, y
será, aunque en ocasiones (entendemos que nada tiene que ver estas cosas de la
vida con el calendario autoimpuesto) el azar, que no lo es tanto, nos juega
malas pasadas.
Entre las noticias alegres y lúdicas que
salpican los medios estos días, también cabe destacar alguna noticia más
luctuosa. Es el caso de Puerto de Béjar, cuyo vecindario ha iniciado este nuevo
año con un encadenamiento de malas noticias.
Y es que estos últimos días de 2015 y primeros de
2016 ha traído muchas tristezas a este pueblo del sur de Salamanca, que ha
visto como en apenas 5 días fallecían 5 personas muy queridas para todos los
vecinos.
Miguel Miña, Pedro Sánchez Mazo (párroco de la
localidad), Rosa (hermana de Don Patro, párroco de toda la vida en Puerto, fallecida en Salamanca), Margarita Hernández (natural de Puerto aunque pasó sus últimos
días en Salamanca) y Pedro Martín (el hasta hoy anciano más longevo del pueblo
con 97 años) han dejado su recuerdo en estos días.
Entre ellos, sin hacer vacío a ninguno de ellos
ni mucho menos, queremos destacar la pérdida de D. Pedro Sánchez Mazo, el que
fuera párroco de algunas localidades de la zona. D. Pedro fue
ordenado sacerdote en Plasencia en el año 1961 y fue párroco en La Cabeza de
Béjar, en Medinilla y Gilbuena (Ávila), en Cartagena de Indias (Colombia),
párroco de Santo Domingo y encargado de la base naval, párroco de El Salvador
de Béjar, capellán de las Hijas de María Madre de la Iglesia, párroco de
Vallejera de Riofrío, delegado del Clero y miembro de Cáritas.
D. Pedro llevaba retirado varios años por
enfermedad y los últimos dos los vivió en la Residencia de su pueblo, Puerto de
Béjar, donde esporádicamente oficiaba alguna misa tanto en la propia residencia
como en la iglesia parroquial. Falleció el pasado 2 de enero.
Para todos ellos, para sus familias y amigos,
enviamos nuestras condolencias. Más allá del cariño personal que le profesaban
sus vecinos y conocidos, siempre es bueno recordar que con cada persona, sobre
todo los más mayores, que perdemos se parte algo de nuestra propia historia.
Vaya para ellos nuestro primer homenaje de este
2016.
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