ENTRESIERRASrd | Un grupo
de invidentes recorrieron este sábado el Bosque de los Espejos en la Sierra de
Francia
Aitor y Mónica, guías de montaña, cuentan
en esta crónica las impresiones recibidas tras realizar, este pasado sábado,
una ruta destinada a personas invidentes al 'Bosque de los Espejos', en
Salamanca. (Crónica: i-León)
Por fin llegó el día! Qué ganas de salir de ruta
senderista con estas personas que se merece un grandísimo aplauso por su
valentía y ganas de vivir y disfrutar sin que nada les detenga, se caen, se
levantan y encima ríen, ahora mismo me acuerdo de David, que al pasar el río
casi... bueno lo dejo para luego que me lío y se me calienta la boca...
El madrugón es de aúpa, pero con un subidón de
miedo! Hay ganas y a tope, mochilón de los grandes por si acaso, por si..., por
si... ya se sabe. Cámara de fotos, gps, walkies, ropa, comida y de sorpresa...
un par de termos de café con leche y unas magdalenas que habíamos preparado
Mónica y yo para tomar todo el grupo junto a media mañana haciendo un descansito
y comentando que tal iba la ruta (y de paso nos servía para entrar un poco en
calor pues la predicción del tiempo eran temperaturas muy bajas, aunque sin
agua ni nieve).
7:30 de la mañana y ya saliendo en el bus con
dirección al Parque Natural de las Batuecas-Peña de Francia, en el camino vamos
recogiendo más senderistas y en total seremos unos 32. En el trayecto vemos
nieve. Nos hacemos ilusiones, quizás podamos hacer nuestra ruta pisando la
blanca nieve y tirándonos unas cuantas bolas... pero no, al llegar a nuestro
destino nos damos cuenta que allí no había caído y un copo! Cahissssss Cada uno
coge su mochila, sus bastones, el gorros, los guantes y a caminarrrrr!!
Empezamos muy despacio para no separarnos mucho,
algunos aunque sean invidentes, tienen otros sentidos muy bien desarrollados y
andan muy bien, sin embargo otros totalmente ciegos y poco acostumbrados a este
medio, les cuesta más adaptarse al camino, pero sonríen y le echan unas ganas
tremendas, seguro que van sufriendo, pero no se quejan. Nos encontramos los
primeros obstáculos y con ello, llegan los primeros tropezones. En el camino
hay muchísima piedra pero despacio todo se anda. Me doy cuenta que en el grupo
hay varias formas de llevar a las personas invidentes, una pareja llevan un
palo que el guía coge por adelante y el ciego por detrás, otra, hombro con
hombro, otra agarrada del brazo, otra rozando un poco a la persona que ve, otro
con perro guía y a ratos sin él, sólo escuchando las palabras del guía
personal... es el caso de mi cuñado que alterna su preciosa perrita con el ir
escuchándome a mi sin ir agarrado a nada. Increíble, tod@s se entienden
bastante bien y me parecen unos portento!!
Pasamos por distintas esculturas (una piedra
remendada, búhos metálicos, una casita...) y los excursionistas tocan y retocan
todo, de eso se trata, y da gusto ver cómo les llama la atención. Para ellos es
una nueva forma de caminar y disfrutar de un paseo por el monte. Van escuchando
el sonido de la naturaleza: el cantar de los pájaros, el correr el río... Les
vamos contando todo lo que nosotros vemos: paisaje, flora, fauna, etc. etc.,
etc. Entramos en el pueblo Casas del Conde donde está Amador, un lugareño que
hace maravillas con la madera. Muy amablemente invita a los excursionista a
disfrutas de sus obras... imaginaros a los invidentes cuando empiezan a tocar
todas las tallas y todo su trabajo, es increíble y emocionante! Continuamos la
ruta y nos encontramos un montón de olivos con el tronco tallado con figuras,
se vuelven locos por tocarlos y sentir. Seguimos andando y llegamos a un
riachuelo que tenemos que cruzar. Uno se cae, afortunadamente sin consecuencias
pero se moja, eso sí, con una gran sonrisa de oreja a oreja (espectacular), no
se queja ni una pizca. A otros les ayudamos a dar grandes pasos por encima de
las piedras con nuestra voz y algún afortunad@, hasta pasa a burro encima de mi
espalda, jajajaja Qué divertido para ellos... y para nosotros!!
Tras otro rato caminando, nos encontramos una
puerta. Sí, una puerta, no me he equivocado. ¿y que hace en mitad del campo? Si
llamo, ¿habrá alguien? No creo que ningún caco venga hasta aquí a robar jajaja
sin duda muy curioso...
Buena subida queda hasta el pueblo de San Martín
del Castañar, donde comemos dentro de una sala del ayuntamiento que nos han
prestado y qué bien, ya que hacia bastante frio y aire. Tomamos un cafecito, y
seguimos con visita al pueblo: sus piscinas naturales, la plaza de toros (donde
comienza a nevar ligeramente), el castillo y las ermitas. También tenemos
tiempo de hacer alguna compra...
La ruta se hizo a un ritmo muy despacito, no
todos andan igual y tuvimos que tomar la decisión de acortar la ruta ya que
siempre andamos con las horas del bus muy pillados, de echo llegamos a casa a
las 21:00, pero ellos encantados, ya que también tuvimos la oportunidad de
visitar el pueblo de Miranda del Castañar y un museo-bodega.
Nuestras sensaciones como guías del grupo,
alucinantes. Nos sentimos emocionados al notar que se lo han pasado como enanos
y lo han disfrutado muchísimo. Qué gran satisfacción!!
¡Quiero más! Se lo merecen. Todavía recuerdo sus
caras de felicidad al sentir en sus manos en contacto con la naturaleza,
sintiendo las obras de arte, pero también tocando el musgo de las piedras, las
distintas plantas, los madroños, los robles, disfrutando de los distintos
olores... Gracias. Repetiremos".
SÍGUENOS EN FACEBOOK
No hay comentarios:
Publicar un comentario