ENTRESIERRASrd | Una
mirada a uno de los elementos singulares que forman parte del paisaje urbano de
nuestros pueblos
Durante años han pasado inadvertidos, dejados a
la intemperie de su propio olvido y seguramente denostados y arrojados al cajón
indeseado de las cosas que nos hicieron trabajar más de la cuenta.
Hoy los viejos y pétreos potros de herrar
salpican algunos rincones de nuestros pueblos, confundidos por más de uno, y no
tan jóvenes, con extraños columpios de otros tiempos.
Ya no son muchos los que, acercándose a una de
estas estructuras, son capaces de explicar sus singulares: la cincha con la que
sujetaba al caballo, al burro o a la vaca… el rodillo, el colgadero… Porque en
el potro se herraba, pero también se curaba y era herramienta eficaz cuando el
veterinario tenía que limpiar una mordedura o una "boca" en la piel
del animal.
En Salamanca y Ávila (y otros lugares próximos) los
potros se han mantenido firmes contra el tiempo y son sinónimo de
"nacionalismo" patrio, ahora que está tan de moda remarcar las
virtudes propias.
Va para ellos la mirada de este miércoles.
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