ENTRESIERRASrd | Una
mirada a uno de los enclaves que guarda la historia de la región: la ciudad
romana de Cáparra, en Cáceres
En el siglo IV se inicia el paulatino declive de
Cáparra. Los edificios y espacios públicos comienzan a presentar claros
síntomas de abandono o terminan por privatizarse. A partir de este momento la
ciudad como modelo de articulación del territorio entra en una crisis
generalizada, que se acentuará con la caída de Roma a finales del siglo
siguiente.
La destrucción del Imperio Romano tuvo como
consecuencia una atomización del poder ya que no podrá hacer frente al
mantenimiento del sistema viario, gracias al cual Cáparra había llevado a cabo
su progreso. Se produjo además una reducción drástica del flujo de mercancías y
un empobrecimiento general de la economía en los primeros siglos de la Edad
Media. Estos factores tuvieron como consecuencia que se agravara el ya iniciado
proceso de abandono.
Al finalizar la Reconquista, el surgimiento de
Plasencia como núcleo de referencia en la zona hizo que Cáparra quedase
finalmente condenada a la desaparición. Además, el tramo de la Vía de la Plata
que recorre la zona fue sustituido por otras rutas alternativas pasando a ser
en ese momento camino de segundo orden.
En los siglos sucesivos sólo quedó una mínima
población residual que se mantuvo en una serie de posadas al pie del camino
conocidas como las Ventas de Cáparra. La vía, en otro tiempo elemento
vertebrador de la ciudad, sirvió entonces como límite territorial entre
distintas jurisdicciones administrativas, lo que empeoró aún más la situación.
Tras la Guerra de la Independencia a inicios del
siglo XIX se produjo la despoblación definitiva. A pesar de ello, ya desde el
siglo XVI, curiosos, eruditos o simples caminantes, vinieron dando noticias de
Cáparra, sobre todo a través de su Arco. Fue dibujado y descrito en numerosas
ocasiones, quedando como testigo mudo del pasado esplendor de la ciudad y
fomentando así su leyenda de ciudad desierta.
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