lunes, 9 de abril de 2018

Hilando lana

ENTRESIERRASrd | Una mirada a otra de las tradiciones perdidas de la comarca: el oficio de las hilanderas
Sí. También para esto el cajón de la sabiduría popular tiene un traje. Con aquello, bien dicho, de que algunos crían la fama mientras otros cardan la lana. Trabajo de día. De tarde y noche. De sol y lumbre, de candil. Los dedos siempre moviéndose, casi pensando solos, porque en esto de la artesanía, lo saben los que manufacturan, llega un momento en que la mano tiene vida propia y se independiza del pensamiento.

La lana tenía su viaje digno de aventura. De la esquila, como resto de oveja, al río a ser lavada y apañada al calor del verano que secará el alma primera de la hebra. Luego, ya en invierno, que es cuando tocaban los oficios de paciencia, se preparaba con cariño: unos días se escarmelaba , otros se cogía la tuerca y el huso y poco a poco se iban haciendo esos buenos ovillos de lana, que dieron cuerpo a los cuerpos de esta tierra.
Porque no hay mejor cura para el frío que la buena lana de oveja, desde el calcetín para darle calma al sabañón al jersey de la pinta.
Así se vestía. Sencillamente.

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