lunes, 23 de enero de 2012

El Banco de Huertas de Salamanca


Aunque el nombre puede confundir, en el 'Banco de huertas de Salamanca' no se mueve dinero, sino que sirve para reunir a personas interesadas en cultivar un terreno de las sierras de Béjar y Francia, y a aquellos que no quieren que sus tierras se echen a perder por la maleza y los años de abandono.

Impulsado por la Asociación Salmantina de Agricultura de Montaña, ASAM, esta iniciativa comenzó su andadura en el año 2009, fecha en la que se presentó un proyecto piloto al Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino (MARM). Desde entonces, poco a poco ha ido tomando forma y ya está listo para comenzar a funcionar.

Según detalla una de las coordinadoras de la iniciativa, Josefa Martín, en este banco todas las partes "ganan", incluida una tercera que participa de forma indirecta, la propia tierra, porque es un proyecto ecológico. Quienes donan sus terrenos porque ya no los utilizan, en muchos casos porque no pueden hacerse cargo del trabajo en el campo, ven cómo sus huertas "recobran la vida", su cultivo sirve de cortafuegos para las zonas de sierra y además suelen recibir por parte de los "nuevos agricultores", a modo de regalo, parte de lo que se siembra, en agradecimiento por su contribución al banco.

Por su parte, aquellas personas interesadas en producir los terrenos disponibles, encuentran en esta propuesta la forma idónea de hacerlo, porque no tienen que pagar por ello y además contribuyen a proteger el ecosistema y las semillas autóctonas.

De esta forma, continúa, se promueve también el asentamiento de nuevos pobladores en zonas que durante los últimos años han sufrido un importante descenso demográfico, como son las que engloba el proyecto creado por ASAM.

En este aspecto incide otro de los coordinadores, José Antonio del Rey, quien además destaca que los vecinos de estos pueblos no sólo "no han puesto pegas", sino que se han sumado al banco y quieren participar en el mismo.

Huerta 'a la carta'

El banco cuenta con más de una docena de huertas disponibles y ahora sólo falta que todos los que han mostrado su interés por este proyecto lleguen a acuerdos para comenzar a producir los terrenos. Para hacer más fácil esta transacción, explican que los interesados pueden ponerse en contacto con la asociación para mostrar sus preferencias sobre el lugar donde les interesa trabajar una huerta y desde ASAM se pondrán "manos a la obra" para buscar y localizar una parcela que se adapte a sus necesidades.

El objetivo, añade Martín, es que la producción sea "lo más ecológica posible", y por ese motivo intentan que las tierras estén situadas en el entorno del nuevo agricultor, ya que el uso del vehículo no contribuiría a cumplir con ese objetivo medioambiental.

Con estas propuestas "innovadoras", continúa, se consigue un "equilibrio" entre el hombre y el medio en el que vive, que en este caso está declarado como Reserva de la Biosfera y por tanto, quieren proteger.

Además, explica que ofrecen a estos nuevos pobladores la posibilidad de recibir el asesoramiento del Centro de Biodiversidad Agraria Zahoz, que se encarga de recuperar las semillas tradicionales de estas zonas, para quienes quieren disfrutar del sabor de los alimentos de su niñez, o simplemente apreciar todas las propiedades de los productos frescos y naturales. En su opinión, esta vuelta a la "cultura tradicional" ofrece numerosas ventajas y por eso, cada día se demandan más propuestas de estas características.

Por su parte, Del Rey recuerda que experiencias similares de "huertos en las ciudades", han demostrado ser saludables, por ejemplo para las personas mayores que tuvieron que dejar las zonas rurales para trabajar y sienten la necesidad de "volver a sus raíces". Se trata por tanto de un trabajo que puede ser terapéutico y contribuir a la mejora de la psicomotricidad, la memoria y el desarrollo personal de quien practica la horticultura, entre otros aspectos. Muchas de las personas que ahora jubiladas vuelven a estos pequeños municipios no disponen de ninguna huerta y esta iniciativa les devolvería la posibilidad de dedicarse a una actividad muy saludable, añade.

Desarrollo rural

Teresa Calama es una de esas propietarias que ha decidido aportar "su granito de arena" al banco, en forma de una pequeña huerta que pertenecía a su madre en Endrinal de la Sierra, un pequeño municipio serrano que también ha visto como su población mermaba de forma alarmante en las últimas décadas.

Decidió formar parte del banco porque su familia tenía varias disponibles y aunque ellos trabajan en algunas de ellas, el resto "estaban perdidas". Cultivarlas, continúa, es "un beneficio para la tierra" y además, en su opinión, es "interesante que sirva para fijar población", porque pueden trabajar para su consumo y establecerse en estos lugares, que tienen mucho que ofrecer.

Calama detalla que ellos cultivan sus propios alimentos por puro placer, porque no tienen nada que ver con los que se compran en las grandes superficies. Saben de primera mano que solo comen "tomates, patatas, cebollas, pimientos o garbanzos de calidad", porque afirma que estas zonas son adecuadas para el cultivo de muy diferentes verduras, hortalizas y legumbres. Como ejemplo, relata que un año plantan alubias en una parte de la tierra y como no se estropean, las almacenan y tienen "para dos años", y al año siguiente, utilizan el mismo terreno para los garbanzos.

Sin dudar, asegura que el tomate es el producto en el que más notan un sabor único que afirma no encuentran en un supermercado y a la "distracción" que supone para ellos "entretenerse" con estas labores, se suma la calidad de los alimentos hay en su mesa.
ASAM lleva trabajando 25 años en el desarrollo rural de la zona y como conocedores de las carencias y potencialidades de este entorno, decidieron poner en marcha este proyecto piloto que engloba a un total de 88 municipios de la Sierra de Béjar y de Francia, fundamentalmente, aunque también incluye a algunos del extremeño Valle del Ambroz.

Noticia en ElMundo

No hay comentarios:

Publicar un comentario