Candelario
ya tiene todo listo, novios incluido, para celebrar un año más la tradición de
la Boda Típica, una fiesta declarada de Interés Turístico Regional y que se
celebra el segundo domingo de agosto, en esta ocasión, el 10 de agosto.
Se trata
de un acto en el que se rememora la ancestral celebración de la boda
candelariense, con todos los pasos y liturgias que requerían un evento de este
calibre. La Boda Típica está organizada por la Asociación Cultural “Cuesta de
la Romana” y el Ayuntamiento de Candelario en colaboración con la parroquia
local.
Una boda como manda la tradición
El segundo domingo de agosto, desde el año 1989,
tiene lugar la representación de una boda según los rituales de antaño.
Ese día se pone en marcha un complejo entramado en el que los vecinos ofician
de actores improvisados luciendo sus más vistosas joyas, trajes y peinados.
Generalmente los novios acordaban en invierno ( en
época navideña ) qué domingo del verano querían casarse.
Todo comienza con la pedida de la novia, el padre
del novio acudía acompañado de éste a casa de la novia para solicitar su mano.
A continuación, se intercambiaban regalos, llamado "entrega de la cesta
", que contenía dulces variados. A partir de ese día, las dos familias se
dedican a organizar los pormenores de la boda y se redactaban por escrito la
hijuelas (un inventario de los bienes del ajuar).
El domingo antes de la boda, los familiares y las
amigas de la novia hacían la cama a los novios y se exponía el ajuar para que
los invitados fueran a verlo. El viernes anterior a la boda se corría por
las calles el choto enmaromado que era el que se sacrificaba para dar el
banquete. El sábado era un día en el que las mozas se dedicaban a los
preparativos y los mozos, por la noche, salían de ronda.

¡A por la novia venimos si nos la quieren dar!.
Finalmente todos se encaminaban a la iglesia
cantando diversas canciones por la calle. Se abrían las puertas y les recibía
el sacerdote con un monaguillo y , allí mismo, los casaban en el pórtico de la
iglesia. Unidos ya en matrimonio, subían todos al altar mayor, donde comenzaba
la misa y se realizaba el besamanos en la estola del sacerdote. Después, dos
amigos de los novios realizaban la ceremonia de poner las velambres, que
consistía en cubrir con una mantilla de blonda la cabeza de la novia y los hombros
del novio mientras los esposos sostenían una vela encendida.
Transcurrida la ceremonia iban al banquete, que comenzaba invitando a
todo el mundo a galletas y vino. Durante la comida se hacía entrega a la novia
de una naranja que esta reparte entre sus invitados. Finalizada la
comida, se realizaba el tálamo ante el atrio de la iglesia. Aquí se ponía una
mesa y se sentaban los novios a recibir los numerosos regalos de los invitados,
indicando en una nota si el regalo era para la novia o para el novio, a la vez
se recibía un chascarrillo (un verso corto, generalmente atrevido y ocurrente )
en relación al regalo. Finalizado el tálamo se danzaban antiguos bailes como el
llamado María Antonia (picao serrano típico de Candelario) o el de la botella,
alrededor de una botella de vino y en el que los mozos y las mozas sacaban a
los novios a bailar pagando cada baile. Tras el baile, se merendaban con jamón,
chorizo, chocolate y agua de azucarillos. El lunes de bodas también había
comida y merienda para los invitados. En Candelario, al forastero que deseara
casarse con una moza del pueblo se le exigía un tributo (pijardo) por
llevársela del pueblo.
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