En la tarde del pasado viernes 1 de agosto la asociación Bizarte
acogió la actuación de la agrupación musical Velahí que ofreció a los presentes
su “Cancionero de Candelario”, una compilación de canciones tradicionales de
esa localidad de la comarca de Béjar, que trasciende el hecho musical y que
asombra a propios y extraños con sus valores de investigación histórica y de
reconstrucción de las melodías populares transmitidas por la tradición oral y a
punto de perderse para siempre.
Noticia y Fotografías : Agrupación Cultural BIZARTE |
El trabajo de Velahí no puede ser menos que considerado como una
importante contribución a la historia y el folclore local, y por extensión
español, tanto como cualquier otra búsqueda de las raíces en los archivos y la
publicación de sus resultados por alguna personalidad de la cultura. Velahí
también es cultura. Pura y dura. Y tal vez sus resultados, que no han
trascendido en la misma medida que la edición de obras de corte histórico
revividas por eruditos prestigiosos, tengan igual importancia. Si alguna
diferencia se pudiera señalar es que el producto de Velahí es más difícil de
alcanzar y de llevar al público.
Las canciones tradicionales de Candelario rescatadas del olvido
jamás fueron escritas. No aparecieron en viejas partituras encontradas en un
trastero sino en las memorias de algunas personas mayores. A veces, cuando las
memorias de algunas de ellas apenas conservaban aquellas melodías que nunca
subieron a un escenario ni fueron acompañadas por una orquesta. Canciones a
capella y, con mucho, canciones acompañadas de la percusión de instrumentos
rústicos. Fueron cánticos de trabajo, que se entonaron sin ensayos en el
laboreo de las huertas.
Una manera de endulzar las faenas de ganarse la vida.
Una manera de endulzar las faenas de ganarse la vida.
Al
principio, fue el trabajo de rescate de las viejas canciones. Llegar a
conocerlas y que alguien las cantara. Después fue hacerlas tomar forma en las
partituras y en los arreglos para voz y los instrumentos musicales: guitarra,
bajo, violín y percusión. Y así nos llegaron en la tarde de ayer con sus letras
ingenuas y entrañables, la ejecución musical impecable y las voces empastadas
con las inflexiones características de las canciones sin solistas, para ser
cantadas por los coros espontáneos de los que hacían sus faenas más leves
poniendo en ellas un poco de alma.
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