ENTRESIERRASrd | Grandes
y pequeños disfrutan de una jornada intergeneracional en la que cada detalle es
un homenaje a la historia del pueblo
Los vecinos de Los Santos se citaron un año más
con la tradición y de la mano de la Asociación 'Corral de Concejo' disfrutaron
este sábado de una nueva edición de su Matanza Típica.
Jornada de encuentro intergeneracional, como
debe ser, grandes y pequeños se pusieron manos a la faena y trabajaron codo con
codo en cada una de las actividades programadas que tienen en el cerdo y su
gastronomía, pero también en la fiesta y la reunión vecinal, su eje principal.
Matanza que tiene su vertiente lúdica, por supuesto, y didáctica, pero que los
santeños mantienen en su más estricto protocolo en la creencia, cierta sin
duda, de que "las cosas si se hacen, hay que hacerlas bien".
De modo que el sábado de matanza en Los Santos
en realidad empezó en la víspera, con la reunión de labores en una casa
particular, en esta ocasión en cá Casilda 'La Tana', para hacer la picá de la
matanza, que consiste en preparar entre todos los atavíos para la morcilla para
que al día siguiente esté todo listo. Por supuesto encuentro familiar y vecinal
en el que no falta el convite para el estómago, lomo curado guardado del año
anterior, la perronilla que nunca falte y la pinta de aguardiente para entrar
en calor.
La jornada matancera del sábado se inició a las
diez de la mañana con la llegada del cerdo a la Plaza y la puja por el peso del
mismo. Poco más de 14 arrobas, o lo que es lo mismo, 153 kilos que fueron
atinados por Antonio Sánchez, quien donó la cantidad recaudada para la
asociación organizadora.
A continuación, con el marrano puesto en recibo
de peso, se inició el proceso matancero, primero el sacrificio a cargo de Blas
el párroco, el chamuscado y el despiece, en las manos expertas de Mene, Toñi,
Javi y Óscar y en las aprendices de Sergio y David, que fueron tomando buena
nota para cuando toque oficiar en el futuro este tipo de misas.
A las doce los presentes, más de un centenar de
personas que se acercaron hasta la Plaza de Los Santos, pudieron echar el
diente a una buena degustación, o como se decía antes, "echar un
cacho", a base de queso, embutido, dulces, vino y aguardiente. Todo ello
para abrir boca en el menú de matanza que puso al plato patatas revolconas con
tocinos, chorizo asado, fruta y café a la brasa. Todo ello con la compañía de las notas de la
flauta y el tamboril de Pedro, santeño afincado en Madrid, que un año más no
quiso dejar de pasar una nota por las tradiciones del pueblo.
Las actividades continuaron en la tarde del
sábado con la muestra de los procesos del picado y adobado de la carne. Picado
a cargo de Óscar y adobado en las manos inteligentes de los niños del pueblo.
Niños que luego pudieron disfrutar de una sesión de juegos tradicionales, que
fue haciendo tiempo hasta la hora de la cena. Cena para no perder detalle, ni
ritmo, a saber: productos del cerdo sacrificado, chichas adobadas, magro asado
y morcilla (hecha con la sangre 'matinal' del cerdo, claro, y pan, acelgas,
sebo, cebolla, comino, perejil y ajo, vamos… una morcilla como Dios manda).
Puesto el estómago ya a resguardo la fiesta
continuó con música y baile a cargo de Regino y Boletín en una jornada donde
hasta el más mínimo detalle "tiene su importancia". Que así siga
siendo.
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