lunes, 9 de mayo de 2016

"Lejos llevaron tu nombre"

ENTRESIERRASrd | Una mirada 'química' al pueblo de Valdehijaderos. "Viste marchar a tus hijos entre lágrimas"
…porque Valdehijaderos no es un pueblo cualquiera o, más bien, porque los pueblos no son tan sólo lugares de los que huir a toda costa. Para muchos son raíz, son cultura, juventud, sencillez y aprecio por las cosas verdaderamente importantes. Son la vuelta a la matriz y el mejor lugar donde sentirse uno mismo…

Valdehijaderos no es un pueblo cualquiera. Puede que para usted, lector de un mundo enorme pero en realidad pequeño, esta sea la primera vez que lee esta extraña palabra que define una población de algo menos de un centenar de habitantes, pero que llevan dentro varios centenares más.
Ah, las raíces ¿Realmente son importantes? Dicen que uno sólo puede saber hacia dónde va si conoce de donde viene. Y es que para algunos, aunque parezca una contradicción, la humildad es motivo de orgullo. Y volver de vez en cuando a la sencillez, acaso aparente, de los pueblos pequeños puede traernos sonrisas que creíamos olvidadas.
Y es que sí, puede que Valdehijaderos sea en realidad un pueblo cualquiera. Mas no para mí ni para todos aquellos que se relacionan de una u otra manera con su realidad. Lugar de paso, conjunto de casas humildes, generalmente de dos plantas, apiñadas en origen a lo largo de una importante cañada de trashumancia, parece ser que Valdehijaderos nació o renació, como la mayoría de lugares de su entorno, durante las repoblaciones medievales llevadas a cabo, en este caso, por los reyes de León.
Val de Ahijaderos. Valle de prados de cría, donde las ovejas ahíjan, nos dice el DRAE. Salmantinismo, palabra hija del conjunto de comarcas que hoy se llama provincia de Salamanca. Nombre definitorio que aún hoy constata su idoneidad en cuanto se adentra el caminante más allá del caserío en la telaraña de sendas y caminos casi siempre franqueados a uno y otro costado por largos muretes de piedra gris y musgosa que delimitan los prados, salpicados de fresnos briosos, donde, efectivamente, pasta, rumia, respira y cría el ganado.
Hijos de la tierra, los hombres y mujeres de Valdehijaderos vivieron de los frutos del campo y de intercambios comerciales con los habitantes de los pueblos vecinos hasta hace tan sólo unas décadas. Béjar fue siempre la referencia capitalina y en ella viven hoy buena parte de quienes devuelven la alegría a las calles cada fin de semana. Otros que un día cogieron el tren en Béjar o Navalmoral, hoy vías muertas, rumbo a las ciudades verdaderas, vuelven en fiestas señaladas como San Marcos o San Juan siempre con una sonrisa dibujada en los rostros albergadores de más o menos arrugas.
Por eso, porque Valdehijaderos no es un pueblo cualquiera o, más bien, porque los pueblos no son tan sólo lugares de los que huir a toda costa. Para muchos son raíz, son cultura, juventud, sencillez y aprecio por las cosas verdaderamente importantes. Son la vuelta a la matriz y el mejor lugar donde sentirse uno mismo, respirando el olor de las moras mientras se observa la danza de los pardales entre los tejados o repasando con las yemas de los dedos el contorno de las campanas de la iglesia al tiempo que se recortan en la mirada los horizontes cautivos de las sierras.

VALDEHIJADEROS
Valdehijaderos,
valle de praos de cría
a ti te nombran.
En tu campo ahíja el ganado,
a tu sombra.

Valdehijaderos,
paso de grandes cañadas,
trashumantes y arrieros.
El Cordel fue tu avenida
y es hoy recuerdo.

Valdehijaderos,
de orgullosos ganaderos
te engalanas.
En terneros y corderos
no te igualan.

Valdehijaderos,
por San Juan y por San Marcos
patronos van en tu seno.
Humilde iglesia y ermita
son su hogar en este pueblo.

Valdehijaderos,
viste marchar a tus hijos
entre lágrimas.
Lejos llevaron tu nombre
en sus almas.

Ay Valdehijaderos vivo.
Ay mi Valdehijaderos,
en ti vuelvo yo a ser niño.


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