ENTRESIERRASrd | Una
mirada 'química' al pueblo de Valdehijaderos. "Viste marchar a tus hijos
entre lágrimas"
…porque Valdehijaderos no es un
pueblo cualquiera o, más bien, porque los pueblos no son tan sólo lugares de
los que huir a toda costa. Para muchos son raíz, son cultura, juventud,
sencillez y aprecio por las cosas verdaderamente importantes. Son la vuelta a
la matriz y el mejor lugar donde sentirse uno mismo…
Valdehijaderos no es un pueblo cualquiera. Puede
que para usted, lector de un mundo enorme pero en realidad pequeño, esta sea la
primera vez que lee esta extraña palabra que define una población de algo menos
de un centenar de habitantes, pero que llevan dentro varios centenares más.
Ah, las raíces ¿Realmente son importantes? Dicen
que uno sólo puede saber hacia dónde va si conoce de donde viene. Y es que para
algunos, aunque parezca una contradicción, la humildad es motivo de orgullo. Y
volver de vez en cuando a la sencillez, acaso aparente, de los pueblos pequeños
puede traernos sonrisas que creíamos olvidadas.
Y es que sí, puede que Valdehijaderos sea en
realidad un pueblo cualquiera. Mas no para mí ni para todos aquellos que se
relacionan de una u otra manera con su realidad. Lugar de paso, conjunto de
casas humildes, generalmente de dos plantas, apiñadas en origen a lo largo de
una importante cañada de trashumancia, parece ser que Valdehijaderos nació o
renació, como la mayoría de lugares de su entorno, durante las repoblaciones
medievales llevadas a cabo, en este caso, por los reyes de León.
Val de Ahijaderos. Valle de prados de cría,
donde las ovejas ahíjan, nos dice el DRAE. Salmantinismo, palabra hija del
conjunto de comarcas que hoy se llama provincia de Salamanca. Nombre
definitorio que aún hoy constata su idoneidad en cuanto se adentra el caminante
más allá del caserío en la telaraña de sendas y caminos casi siempre
franqueados a uno y otro costado por largos muretes de piedra gris y musgosa
que delimitan los prados, salpicados de fresnos briosos, donde, efectivamente,
pasta, rumia, respira y cría el ganado.
Hijos de la tierra, los hombres y mujeres de
Valdehijaderos vivieron de los frutos del campo y de intercambios comerciales
con los habitantes de los pueblos vecinos hasta hace tan sólo unas décadas.
Béjar fue siempre la referencia capitalina y en ella viven hoy buena parte de
quienes devuelven la alegría a las calles cada fin de semana. Otros que un día
cogieron el tren en Béjar o Navalmoral, hoy vías muertas, rumbo a las ciudades
verdaderas, vuelven en fiestas señaladas como San Marcos o San Juan siempre con
una sonrisa dibujada en los rostros albergadores de más o menos arrugas.
Por eso, porque Valdehijaderos no es un pueblo
cualquiera o, más bien, porque los pueblos no son tan sólo lugares de los que
huir a toda costa. Para muchos son raíz, son cultura, juventud, sencillez y
aprecio por las cosas verdaderamente importantes. Son la vuelta a la matriz y
el mejor lugar donde sentirse uno mismo, respirando el olor de las moras
mientras se observa la danza de los pardales entre los tejados o repasando con
las yemas de los dedos el contorno de las campanas de la iglesia al tiempo que
se recortan en la mirada los horizontes cautivos de las sierras.
VALDEHIJADEROS
Valdehijaderos,
valle de praos de cría
a ti te nombran.
En tu campo ahíja el ganado,
a tu sombra.
Valdehijaderos,
paso de grandes cañadas,
trashumantes y arrieros.
El Cordel fue tu avenida
y es hoy recuerdo.
Valdehijaderos,
de orgullosos ganaderos
te engalanas.
En terneros y corderos
no te igualan.
Valdehijaderos,
por San Juan y por San Marcos
patronos van en tu seno.
Humilde iglesia y ermita
son su hogar en este pueblo.
Valdehijaderos,
viste marchar a tus hijos
entre lágrimas.
Lejos llevaron tu nombre
en sus almas.
Ay Valdehijaderos vivo.
Ay mi Valdehijaderos,
en ti vuelvo yo a ser niño.
instagram.com/dpanchuelo
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