jueves, 8 de septiembre de 2016

"Parece mentira que no quede ni uno"

ENTRESIERRASrd | Lanzamos una mirada al recuerdo de una especie que, en su estruendoso silencio, ha ido desapareciendo de nuestros ríos: el cangrejo negro autóctono
"En el río había muchos cangrejos. El regato, como aquí decimos, era el paraíso de los cangrejos. Eran gordos y negros. Y fieros. Venía hasta gente foránea a capturarlos. Tengo aún vivo el recuerdo de achicar con cubos el agua de las pozas  y, una vez vacías, las carreras y los saltos tras los desorientados animales. Eso sí, también recuerdo el enfado de los mayores. Pues la gente que venía de fuera a la busca y captura del cangrejo aprovechaban para llevarse de las huertas junto al regato todo lo que tuvieran a mano. Supongo que,  a base de cangrejos y hortalizas se servían de manera gratuita una buena comida. Llegó el tiempo en que el problema se hizo tan evidente que los agricultores hacían guardia escondidos para que no les sisaran la cosecha. Parece mentira que ahora no quede ni uno"
Existen recuerdos que, como el fino desgaste del agua sobre la piedra, se van borrando sin darse uno cuenta. Hablan estos "entreserranos" de "aquellos cangrejos" sin saber, o comprender, que están narrando una historia extinta. Porque aquellas cangrejos "gordos, negros y fieros" no eran sino los cangrejos autóctonos de la Península, o puestos en enciclopedia, los Austropotamobius Pallipes, especie devastada por la introducción en nuestros ríos del Procamburus Clarki o cangrejo rojo americano, que en apenas unos años borró del mapa fluvial a nuestros queridos cangrejos "charros".
Es, como decíamos, uno de esos recuerdos de infancia, cogidos a mano o a caña de jaramugo, mientras se iban oyendo noticias, ecos lejanos a los que no dábamos importancia, que hablaban de la prohibición de su captura por estar protegidos. "Si te coge la Guardia Civil te multa", era la consigna. En realidad, nadie creía en tal amenaza, porque el cangrejo español, ese "gordo, negro y fiero" parecía indestructible.
Desaparecieron sin que nadie le diera importancia. Pero realmente imaginen que en una máquina del tiempo viajan de repente al año 2036 y se encuentra una Salamanca sin vacas ni cerdos. Es exactamente eso.
Un reto y un desafío
Tal como explica Santi Domínguez en su blog Medio Ambiente, a presencia de especies invasoras se está convirtiendo en algo tan habitual que estamos olvidando a las verdaderas especies tormesinas autóctonas. El cangrejo autóctono fue muy abundante en el río Tormes y sus afluentes hasta los años 80, momento que fue introducido el cangrejo rojo americano (Procamburus clarki). Este cangrejo alóctono era portador de una enfermedad fúngica, la afanomicosis a la que el cangrejo autóctono no era inmune. Ello se tradujo en que las poblaciones de la especie autóctona fueron totalmente diezmadas. Seguramente hubo otras causas que de forma sinérgica contribuyeron también a la extinción; como la contaminación o las variaciones en los cauces. Lo que sí que está claro es que el cangrejo rojo ha colonizado todos los ambientes acuáticos de la parte media y baja de la cuenca y se ha convertido en la especie dominante en detrimento de la que había ocupado este nicho durante miles de años
El cangrejo rojo americano fue introducido por el ser humano en las aguas de la Península Ibérica desde el sureste de Estados Unidos por su valor culinario y el interés para la pesca deportiva, pero ello ha tenido consecuencias muy negativas en la riqueza biológia del río Tormes. La liberación de especies exóticas en un nuevo ecosistema puede tener graves consecuencias para el equilibrio natural y la biodiversidad. Esta práctica muy común durante la segunda mitad del siglo XX está provocando en los cursos de los ríos situaciones verdaderamente dramáticas que van a resultar muy dificiles de solucionar. Restituir las poblaciones autóctonas y eliminar las especies invasoras es tarea dificil pero sin duda debe ser un reto y un desafío para la buena salud de nuestros ríos en el futuro.
Simposio sobre el cangrejo autóctono
España cuenta con 500 poblaciones "muy reducidas" de "Austropotamobius pallipes" o cangrejo de río autóctono, aunque en los últimos años ha sido posible recuperar más de 20.000 ejemplares, "una cifra hasta ahora impensable" mediante balsas de producción extensiva.
Así lo ha asegurado a Efe el investigador del departamento de Micología del Real Jardín Botánico de Madrid perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Javier Diéguez-Uribeondo, quien ha participado el pasado 5 de septiembre junto con otros ponentes en la primera jornada del XXI Simposio Internacional  sobre el cangrejo de río en Madrid.
Según los expertos reunidos en este encuentro organizado por primera vez en España por la Asociación Internacional de Astacología (IAA), el cangrejo autóctono habita en zonas calcáreas en las que fluye un gran caudal de agua pero se encuentra entre las especies en peligro de extinción.
El cangrejo de río, también conocido como autóctono o de patas blancas, coexiste con dos especies invasoras procedentes del norte de América: la “Procambarus clarkii” y la “Leniusculus pacifastacus”, sometidas ambas a una explotación tanto comercial como de recreo.
"Se comen prácticamente todo"
Diéguez-Uribeondo ha explicado que los crustáceos norteamericanos perjudican no sólo al cangrejo autóctono sino a un gran número de animales más pequeños como peces o anfibios, porque “crecen rápido, se comen prácticamente todo y consumen los recursos”.
Esto “provoca la desaparición de las especies locales y la simplificación del ecosistema”, ha advertido este experto, quien apunta otra consecuencia negativa de la presencia de estas especies invasoras al subrayar la aparición de la enfermedad emergente conocida como “afanomicosis” o peste del cangrejo, ya que los americanos son “portadores de los patógenos que provocan dicha afección”.
La amenaza es “muy importante” porque las especies norteamericanas se han dispersado con ayuda de la globalización por todo el mundo y hoy se les puede encontrar en Ecuador, Chile o Brasil o Japón, entre otros países.   





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