ENTRESIERRASrd | Un
recuerdo y una mirada a una noche de invierno en Casafranca
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Casafranca Web
Son las once y pico de la noche y el caballo no ha vuelto… nadie ha ido a
buscarlo. Está nevando. Lleva toda la tarde nevando.
Cuando va a nevar mucho, se nota porque la punta
del Pico (Monreal) comienza a ponerse blanca; y esa blancura se va extendiendo
como si fuera un anuncio de detergente, hasta invadir todo el pueblo; y sus
calles se vuelven como irreales, más limpias, pero extrañas… Es como si el
pueblo fuera otro, como un pueblo fantasma.
El caballo estaba en la Fuente Herrera, con la
yegua negra del señor Sebastián. Mi padre se dirige hasta allí y sigue unas
huellas que se van borrando, porque la nieve sigue cayendo.
Llega hasta la Cañada; y allí, sobre la blanca
llanura que la cubre, vislumbra al
caballo blanco que le mira con sus ojos grandes, aliviado y temeroso.
Unos golpes de pezuñas nerviosas que se oyen en
el corral nos indican que podemos dormir tranquilos… Ha vuelto el caballo.
No son las once y pico de la noche, son las dos
y media de la madrugada. No está nevando, ni hace mucho frío.
Es el último día del año; y no sé porqué me ha
venido este recuerdo de una noche de invierno en Casafranca, cuando era niño,
nevaba; y el caballo no había vuelto.
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