ENTRESIERRASrd | La
Plataforma por la Defensa de El Bosque de Béjar solicita la contratación de un
"bosquero" para el Jardín Histórico
Imagen: Cuadernos de Pintor |
Plataforma
por la Defensa de El Bosque de Béjar/PDBB Los nombres de Diego del Abeja,
Francisco Hernández, Antonio Muñoz, Juan Fernández, Juan Muñoz del Rey, Antonio
Carlos Manríquez, Marcos Santiago o Juan de Medina nada les dirán a los
lectores y, sin embargo, difícilmente habría llegado hasta nosotros esta villa
de recreo si no hubieran ejercido su trabajo como bosqueros al servicio de
varios duques de Béjar o de sucesivos propietarios a lo largo de más de cuatro
siglos.
El primer bosquero del que tenemos noticia se
llamaba Diego del Abeja y ya lo era en junio de 1567, la fecha fundacional
inscrita en las cartelas del palacete, pero seguramente fue su sucesor en el
cargo, Francisco Hernández, quien más servicios tenga acreditados, pues además
de cumplir con las funciones asignadas al bosquero como «fiscal y veedor» de la
villa, se ocupó de organizar los pagos a los oficiales y peones que trabajaron
en El Bosque entre 1577 y 1583, detallando minuciosamente sus nombres y
asignaciones en las nóminas semanales que se conservan, ya fuera en maravedíes
o en azumbres de vino y posada, mientras se iban labrando las fuentes y
cenadores de piedra, la pieza del escritorio nuevo (ampliación del palacete ya
desaparecida) o la plaza al remonte del estanque, última obra documentada;
también ejerció el mismo oficio durante la construcción de la segunda villa de
los Zúñiga en Béjar (la heredad de los Picozos) y en las obras de la Pedrera y Mirador
en el Palacio Ducal, ambas entre 1583 y 1585, lo que demuestra su capacidad
organizativa y contable y, desde luego, no ser analfabeto, como sí lo era la
mayor parte de la sociedad de su tiempo.
Las responsabilidades laborales del bosquero
están perfectamente establecidas en los contratos de arrendamiento que
conocemos –entre otros documentos– y se pueden resumir en las siguientes:
vigilar el acceso a El Bosque, atender a los visitantes, supervisar las obras
de mantenimiento en los edificios y obras de fábrica, cuidar de los jardines y
huertas (limpieza, riego, poda, reposición de plantas, etc., junto con los
jardineros), plantar nuevos pies de arbolado (frutales y castaños), vigilar el
derecho de aguas de la propiedad y mantener limpia y corriente la regadera de
la Garganta del Oso (con auxilio de peones). A cambio, recibía un salario y
vivienda en la Casa del Bosquero o casa «de los oficios» que pronto quedará
completamente rehabilitada, un edificio de dos plantas de unos 160 m2 cada una,
más un aprovechamiento bajo cubierta, en cuyo piso superior se puede alojar muy
dignamente al nuevo bosquero que la villa necesita, con toda su familia.
La propuesta viene de lejos, ya formulada por el Grupo Cultural
San Gil en 2000, recogida en el Plan Director en 2000-2001 (PD, vol. V, pp. 20)
y ampliada recientemente en la Propuesta de generación de actividad económica y
empleo en la villa renacentista El Bosque de Béjar, presentada en agosto de
2016 por Izquierda Unida y el mismo Grupo Cultural San Gil (pp. 13 a 20).
Es el momento de contratar al nuevo bosquero que
nuestro BIC-Jardín Histórico necesita, una persona responsable e instruida, con
capacidades organizativas y conocimiento de las labores del campo y del jardín,
lo que desde estas líneas se pide a las administraciones propietarias como
mejor medida para mantener abierto El Bosque a diario y en fines de semana,
pero también frente a los actos vandálicos y furtivos que se puedan producir.»
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